Desamor

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Hola!! Perdón mi desaparición jajaja! La facultad me tiene muy ocupada, y hace dos semanas viajé a cumplir mi sueño de conocer a Mariali!!!! Y pude lograrlo! Fue el mejor cumpleaños de mi vida! También por eso no anduve escribiendo, volví con una gripe terrible, pero no me importaba nada.

Nuevamente mis disculpas y ojalá les guste los capítulos que vienen! :D

PD: MARIALI EXISTE!

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POV MARIANO

-¡Pa!- escuché gritar a Oli mientras sus pequeños brazos se colgaban de mi cuello. Automáticamente la alcé hasta tenerla a mi altura y llené sus mejillas de besos. Era sábado, había doble función, y tal como se lo prometí, la llevaría junto a Milo a ver el musical.

Una promesa es una promesa.

-Me cambio y vamos a ver a La, pa.

Solté una risa apenas escuché decir eso a mi princesa. Todavía tenía unas tres horas libres antes del musical. Vine porque Juliana me había dicho que quería decirme algo, y de paso organizaba unos papeles respecto al tema de los abogados.

-Mi amor, tenemos tiempo todavía, no te preocupes. Anda a despertar a tu hermano que hablo con tu mamá, y en un rato vuelvo a buscarlos.

-¿Prometido?

Asentí alzando en el aire mi mano. Como eso no le bastó a Oli, me hizo prometer con el dedo meñique. Cosa de chicas, me explicó.

-Me dijo que se quiere poner el hábito hoy para llevar al musical –sonrió Juliana un tanto tímida. –tenías que ver la emoción que tenía apenas se levantó. Desde hace un rato que tiene la ropa preparada sobre su cama.

-Está fascinada con Lali-reconocí orgulloso y con cuidado de mis palabras.

-Es la estrella, realmente... se lleva todas las miradas esa morocha.

Por increíble que sonara, no había atisbo de rencor ni envidia en sus palabras.

-Si queres dejamos el tema acá, Juli. No es necesario, por qué no mejor me decís eso que tenías para contarme...

-Bueno, es eso. Es sobre esto lo que quiero decirte... -suspiró atándose el cabello en una coleta improvisada. –que ya está, estoy en paz Mariano. Además desde que me reconociste que sí, que están juntos... y vi con mis propios ojos esa felicidad que tenes... junto a ella. No puedo hacer nada. Supongo... que se encontraron... no sé cómo explicarlo. Sucedió.

-Una corazonada –susurré.

-Eso, vos siempre lo dijiste. Es ella, supongo. Ella es tu corazonada. Y aunque suene cursi, entendeme, era obvia mi reacción, saber que el padre de mis hijos se enamoró... y no justamente de mí....

-Juli, basta.

-No me duele, Mariano, siento que si no te lo digo siempre voy a tener esa espina atravesándome. Tampoco vamos a pretender que seamos amigos ¿no? Quiero decir, no. Hay un límite.

-cualquier límite lo puedo traspasar por nuestros hijos.

-Papás amigos, entonces –rió.

-Trato. Cualquiera envidiaría nuestra relación como padres.

-Todo es profesional –volvió a sonreír Juliana y me recordó a cuando la conocí. Sentía una alegría en el pecho de saber que por fin podíamos hacer las pases. El mal trago había pasado y podíamos seguir con nuestras vidas...

Tu tierra y tu cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora