Yo sólo quiero darte un beso...

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GRACIAS a esas personas que leen esta historia, escribir es una de las cosas que más amo hacer y Mariali es un amor que merece ser contado.

Perdón por si me cuelgo en actualizar pero no me gusta escribir por escribir. Me gusta que se note el sentimiento. Bueno, muy cursi todo pero es culpa de Mariali.

Espero les guste y leo sus comentarios!

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POV MARIANO

Después de nuestros tan reconfortantes días en Córdoba, sabía que alguna consecuencia tendría haberlo pasado tan bien con mi Lala.

Había un video que comenzaba a circular en los medios en donde se veía lo que nosotros pensamos que nadie más que nosotros fuimos testigos. Recordé las palabras de los chicos después de la función. Ellos nos habían avisado de las cortinas aún arriba mientras Lali me robaba un rápido beso para que después la abrace sin ganas de soltarla como hacíamos siempre.

Gracias al buen humor de mi novia cambió algo en mi forma de ver las cosas, a pesar de que ya estaba cansado de que especulen sobre nuestra relación, ahora podía reírme de las tantas hipótesis que planteaban los periodistas sin vida acerca de si somos novios o no. Como bien dijo Lala, después de todo, ese es el trabajo que tienen.

Miré la hora sin dejar de sonreír porque en unos minutos mi hermano Rodrigo pasaría por mi casa con mis hijos para que desayunemos antes de ir a grabar. Él me haría el favor de llevar después a Oli al colegio.

Una vez que me calmé respecto a todo el estrés innecesario que me estaba causando la prensa, todo parecía estar en su lugar. Hasta comencé a organizarme mucho mejor con mis tiempos y disfrutar al máximo de mis hijos. Disfrutaba llevar a mi princesa a las grabaciones y que cada día sea más unida a Lali. Que la vea como una amiga pero que también a sus cinco años, casi seis entienda que es el amor de su papá. Ella no es una nena celosa y está divertida con la situación de que sus amiguitas del colegio le pregunten por "Esperanza". Desde hacía unos días que tenía ganas de hacer una locura junto a mi Lala, y apenas tuviese la oportunidad se la diría.

-¡Llegaron los Martínez! –gritó Rodri bajando a Oli para sostener mejor al principito en sus brazos.

Abracé a mi enana con fuerza respirando un perfume bastante conocido para mí.

-Mi amor, ¿ese perfume es.... Es el que yo creo?

-Es el de Lali, pa.

Mi hija es una muñeca y no me sorprendería que le haya toqueteado todas esas cosas de mujeres a mi Lala. Sí, sonaba lindo decir eso: MIS dos mujeres. Mi mujer y mujercita.

-¡Quiero leche! –esta vez fue Milo. Escucharlo tan animado me daba vida, lo quité de los brazos de mi hermano para tenerlo a upa yo. Ver ese pequeño yeso en su brazo era un mal recuerdo pero lo importante era que ya había pasado el mal momento.

Le pasé su mamadera ya lista mientras Oli dejaba la mochila a un costado para sentarse en el sofá del living.

A duras penas, la apuré porque sino Rodri no llegaba a tiempo para llevarla al colegio. Agregando su mal humor cuando se la despertaba por las mañanas. Mi pequeña enojona.

Besé sus rulos rubios quedándome con Milito.

Quería hacerle un regalo a mi Lala. Ella le había cantado a mi campeón cuando estábamos en ese sanatorio que no quiero recordar y ahora que él ya estaba casi perfecto podíamos hacer lo mismo.

Mi hermano enfocó con mi celular poniendo un tema que ama Lali, y que Milo adoraba cantar. Me agaché para quedar a su altura abrazándolo con uno de mis brazos mientras cantábamos a la par.

Tu tierra y tu cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora