¡GRACIAS ROSARIO!

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La ciudad más Mariali de todas!!!

El último del día..

Me dicen qué les parece?

Gracias por leer!!!!

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POV MARIANO

-Esperanza mía –dije por lo bajo casi en un suspiro mientras la veía dejar la bandeja de comida sobre la mini heladera al costado de la gran cama.

La seguí con la mirada hasta que llegó despacio a mi lado, con uno de mis brazos la rodeé por su cintura con la fuerza suficiente para que terminara cayendo sobre mi regazo. Podía ver el fuego que desprendían sus ojos...

-Esperanza tuya-susurró contra mis labios con la respiración entrecortada a medida que mi mano libre se perdía en su nuca. Fue acercando su rostro al mío sin despegar esos ojos intensos de los míos, y sin previo aviso mordió mi labio inferior. Me dejé llevar y conducir por su amor. La había extrañado demasiado... solté su cuello para descender con suavidad hasta la piel de sus caderas aún protegidas por la capa de tela de una remera mía que en ella quedaba como un vestido corto. Deslicé lentamente la prenda hacia arriba, subiendo por su cintura, luego por su espalda, deteniéndome más de lo necesario a dibujar una fina línea por su cervical con mis dedos hasta despojarla completamente de su ropa.

Lancé una mirada oscura cuando las yemas de mis dedos se percataron de que debajo de mi remera, Lala no llevaba su prenda interior superior.

Apoyó su mentón contra mi hombro izquierdo escondiéndome su mirada a la vez que mis brazos la aprisionaban contra mi pecho.

Piel con piel... el corazón se me desarma... me haces bien...

Tantos días separados, aún después de que nos amáramos en el baño del hotel... nuestros cuerpos se necesitaban con fervor. Sus caricias me invitaban a que le enseñe una vez más cuánto la amaba. Así, estrechada entre mis brazos y sobre mi torso, la amé en cuerpo y alma respondiendo con vehemencia a lo que ella me decía sin palabras, en sus besos... esos besos que nos quitaban el aliento perdiendo la noción de quién poseía a quién. Nunca fue tan mía como en esos instantes en donde alcanzamos el cielo en la tierra. Lali inició un nuevo beso sin dejarme respirar siquiera. No me importó que sus labios estén sonrosados por mi causa, sin desprenderme de ellos nos giré ubicando a Lali debajo de mi cuerpo, apoyándome en mis codos contra las sábanas para que ella no cargara con todo mi peso. Sentí las yemas de sus dedos deslizarse sobre la piel de mi espalda con un ritmo cargado de ansiedad, llegando casi a un rasguño suave en el lugar donde está grabado mi tatuaje debajo de mi hombro derecho.

Me aferré a su cuerpo con afición sintiendo sus piernas enredarse alrededor de mi cintura baja sin apartar mis ojos de los suyos que me devolvían un reflejo brilloso nublando mi vista todas las sensaciones que se apoderaban de mi mientras que mis brazos extendían los suyos por sobre su cabeza sin posibilidad de moverse al estar mis manos sujetando sus muñecas contra la suavidad de los almohadones.

De un momento a otro, esa chispa que caracteriza a esa mujer que tenía bajo mi cuerpo prendió su boca a la mía no sin antes morder mi labio inferior al punto de hacerme daño. Entreabrí mis ojos sorprendido clavando mi mirada en ella que aprovechó mi desconcierto para que una de sus manos viajara a mi rostro acariciando con suavidad, casi sin rozar, el pequeño corte que habían provocado sus dientes contra la piel de mi labio. Depositó un beso corto sobre la herida para luego morderse ella misma su boca, gesto que hizo que se incendiaria algo dentro mío haciéndole saber que siempre sería mía.

Volví a enterrarme en su piel sintiendo cómo se estrechaba contra mí recibiéndome en su interior reconociéndome como suyo. No podía dejarla de oír susurrando mi nombre con su respiración acelerada al compás de los leves movimientos de su pecho chocando en mi torso desnudo erizándome una a una mis terminaciones nerviosas.

Tu tierra y tu cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora