— Ha sido genial — apoya su cabeza en mi pecho —. Tanto, que nos hemos olvidado de la cena.
— La podríamos comer de desayuno.
— Buena idea.
Nos quedamos en silencio por largo rato. Acaricio su espalda desnuda, siento lo suave de su piel bajo mi tacto.
— Agata — rompo el silencio.
— Dime.
— ¿Quieres ser mi novia? — pregunto sin pensármelo. Ella me mira confundida, pero luego esboza una gran sonrisa.
— Si — responde emocionada.
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Cien días con Agata © | PA#1
Short StoryMatías, aparentemente un mujeriego sin remedio y acostumbrado a tener todo lo que quiere... hasta que conoce a la chica de sus sueños. Gracias a Agata sabrá lo que es enamorarse por primera vez, pero también conocerá las desventajas que le tr...