Día 98.

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— ¿Y esto? — pregunta.

— Intenté cocinar — sonrío — pero se me quemó hasta el agua.

Ella se ríe a carcajadas.

Como amo su risa.

— Así que tuve que comprar comida chatarra — me encojo de hombros.

— Es la cena romántica al estilo Mati — se acerca coquetamente —. El detalle es lo que vale — besa mi mentón, para después besar mis mejillas, mi nariz, subir hasta mi frente y luego bajar para besar mis labios.

— Tienes que parar — le pedo — o ¿quieres que empecemos por el postre otra vez? — digo con diversión.

Agata duda por unos segundos.

— Creo que necesito comer, dejemos para después la diversión — besa por última vez mis labios.

Nos sentamos a la mesa, frente a frente. La sonrisa divertida que ella tenía en el rostro ha desaparecido.

— ¿Qué pasa? — indago.

— Es que aun no puedo creer que entre todas las chicas del mundo, precisamente tenias que enamorarte de mí.

— ¿Por qué aun no lo puedes creer? — acaricio su mano libre.

— Porque a tu lado tenías a alguien que podría haberte hecho feliz — baja la mirada.

— Agata — muevo su mano, ella sube la mirada —. No arruines esta cena hablando de otras personas ¿si?

Ella asiente.

— Te amo, bonita — beso sus nudillos. 

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora