— Agata, creo que ya es hora de que bajes — le pido como por tercera vez.
Habíamos llegado a casa de mi mamá hace diez minutos y ella aún no quería bajarse del auto.
— Está bien — toma aire, se suelta el cinturón de seguridad y baja del auto.
Caminamos tomados de la mano hasta la puerta de entrada. Miro a mi novia, ella me dedica una sonrisa nerviosa, aprieto suavemente su mano para darle un poco de ánimo.
Entonces toco el timbre. Esperamos unos segundos hasta que se abre la puerta de par en par, mostrando a mi mamá con una sonrisa de oreja a oreja.
— Matías — me abraza — Te extrañaba mucho, hijo.
Se aparta de mí para mirar a mi acompañante.
— Tú debes ser Agata — dice con ternura —. Un gusto conocerte, cariño.
— El mío también, señora — agrega Agata.
— No me digas señora, me hace sentir vieja.
— Mamá — llamo su atención — tú ya eres vieja — bromeo.
— ¡Matías! — Exclama mi mamá con una sonrisa divertida — Tu novia no lo sabe, aparento ser menor.
— A veces.
Gruñe y me asesina con la mirada.
— Agata, puedes llamarme Liz.
Mi novia asiente.
— Pasen, tus hermanos están muriendo de hambre — nos deja entrar a la casa.
Seguimos a mi mamá hasta el comedor, donde se encuentran mis hermanos esperándonos con cara de pocos amigos.
— ¡Al fin! — dicen los dos al mismo tiempo.
— Me estaba desmayando de hambre, mami — dice Mateo.
— ¡Como vas a tener hambre si comes cada cinco minutos! — le grito a mi hermano.
— Han pasado diez minutos — me corrige, luego mira a mi lado —. Hola Agata — sonríe.
— Hola chicos — responde ella.
Nos sentamos a la mesa para que mi mamá nos sirva la comida.
— Estaba deliciosa la comida, Liz — comenta Agata muy sonriente — Gracias.
— Gracias, niña — dice mi mamá, dedicándole una sonrisa — Matías ¿Por qué no has traído a Lily?
— Porque quería presentarte a Agata — respondo rápidamente, para que no se note lo incomoda que fue su pregunta.
— Deberías venir un día con ella, hace mucho que no la veo — me pide, luego mira a Agata — ¿Conoces a Lily?
— ¿Cómo no la va a conocer? Si hasta comparten el novio — interrumpe Mateo.
— No digas esas cosas, enano — dice Cris — Lily, sólo es la amiga de Matías.
— Es una chica muy linda — dice mamá.
Agata se mueve incomoda en su lugar.
— Cuando tus hermanos me dijeron que tenias novia pensé que al fin te habías decidido por Lilian — toma un trago de su copa de vino.
Frunzo el ceño.
— Mamá deberías dejar el alcohol — apunto su copa —. Estas hablando cosas que no van al caso.
— Harás sentir incomoda a la novia de Mati, mamá — dijo Cris.
— Lo siento — se disculpa con Agata — Es que adoro a Lily, y se me hace raro ver a mi hijo con otra chica — sonríe con dulzura — Ella es a la única que Matías a traído a la casa.
— Me imagino, ellos eran inseparables — dice Agata.
— ¿Eran? — Mi mamá me mira confundida — ¿Te has alejado de ella?
— Claro que no, mamá — trato de tranquilizarla —. Pero si la veo mucho menos que antes, tengo que dedicarle tiempo a Agata — dibujo una sonrisa en mi cara.
— Con una novia así cualquiera se olvida de los amigos — dice Mateo.
Le dedico una mirada asesina.
— Espero que no dejes de lado a Lily por una chica que quizás en cuanto tiempo te deje — dice mamá sin pelos en la lengua.
— ¡Basta con eso! — Exclamo molesto — Estoy cansado de que opinen sobre mi relación, es la primera vez que me enamoro y tengo una relación seria pero ustedes intentan arruinar todo con sus comentarios estúpidos.
— Matías por eso mismo te lo decimos — dice Cristóbal tranquilamente — Estas subiendo tan rápido que cuando bajes será de golpe.
— Yo no le romperé el corazón a Matías si eso piensan — por fin habla Agata.
Todos dirigen sus miradas hacia ella.
— Yo quiero a Matías — toma mi mano —. No pienso hacerle daño ni en un millón de años.
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Cien días con Agata © | PA#1
Historia CortaMatías, aparentemente un mujeriego sin remedio y acostumbrado a tener todo lo que quiere... hasta que conoce a la chica de sus sueños. Gracias a Agata sabrá lo que es enamorarse por primera vez, pero también conocerá las desventajas que le tr...