Día 93.

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— Necesito que me digas la verdad, Agata — le pedo — Cuando te fuiste de viaje ¿me engañaste con él?

— ¡Claro que no! — Responde con determinación — Ya es parte de mi pasado, con la única persona que quiero estar es contigo, Matías.

— No sé si creerte, todo apunta a que algo paso ese fin de semana.

Ella se acerca a mí para abrazarme, pero la detengo antes de que lo haga.

— Júrame que esos días... no paso nada.

— No entiendo porque continúas con este tema — frunce el ceño —. Pero si te tranquiliza eso pues entonces te juro que ese fin de semana no paso nada con Diego, ni siquiera cruzamos palabra.

— ¿En serio?

Afirma con la cabeza. Se acerca nuevamente, entrelaza sus manos en mi cuello y me analiza con la profundidad de su mirada.

— Te has vuelto inseguro.

— No puedo evitarlo — dibujo en mi rostro una pequeña sonrisa —. Si estoy saliendo con la chica más hermosa del mundo.

— Para ti seré la más hermosa, pero sé que la mayoría de las chicas están cruzando los dedos para verte otra vez soltero.

— Tendré que informarles por privado que estaré fuera del mercado durante mucho tiempo — bromeo.

— Ni se te ocurra — me previene — No quiero compartirte con nadie.

— No hay necesidad, contigo lo tengo todo — la beso.

Como es posible que cambie tan rápidamente de humor cuando estoy cerca de ella, cuando pienso la situación en mi casa me siento tan enojado que quiero golpear a medio mundo, pero cuando la enfrento todo cambia a su favor, mis ganas de acabar con esto se van cuando veo sus ojos color miel. Y eso es malo, verdaderamente malo. Si ella se lo propone hasta podría destruirme en un segundo.

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora