Día 57.

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Agata lleva puesto un traje de baño de dos piezas que le combinaba a la perfección con su tono de piel.

Es hermosa, más que hermosa... perfecta.

Se acerca hasta donde me encuentro con paso decidido y coqueto. Me dedica una de sus hermosas sonrisas; de esas que provocan esas ganas de besarle hasta quedarnos sin respiración.

Me levanto de la arena para llevarla en brazos hasta el mar y sumergirme con ella en las heladas aguas de la costa.

— Me haces feliz — digo sobre sus labios.

— Tu también me haces feliz — sonríe—, cada segundo que pasa te voy queriendo más y más— muerde mi labio inferior suavemente—. No quiero que esto termine.

— Te prometo que no acabará — beso sus labios como si nunca tuviese suficiente de ella.

Sé que al besarle, el amor que ambos estamos sintiendo se hace más fuerte y eso me da toda la seguridad de entregarle por completo mi corazón, si hay algo en este mundo que no tendrá un final será mi historia con ella.

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora