Día 37.

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Me acerco para darle un beso en los labios, pero ella se aparta de mí.

— No quiero que esto sea rápido, Matías.

— ¿Por qué?

— No quiero hacerte daño — toma aire — aun no estoy lista.

— ¿Qué estas esperando?

— Dejar de amarlo.

Pensé que su novio había quedado en el pasado.

— Necesito dejar de pensarle — me mira con desesperación — necesito dejar de querer llamarle a cada segundo, debo dejar de mirar nuestras fotos — baja la mirada — necesito dejar de sentir sus besos sobre mi piel.

Levanto su cabeza para mirarla, de sus ojos brotan lágrimas de dolor. Las seco con mis dedos, ella me mira con sus ojos color miel tan hermosos como siempre.

— Sabes que estaré siempre para ti.

— Lo sé — dibuja una pequeña sonrisa en su rostro.

— También sabes que intentaré sacarte a ese idiota del corazón.

Ella asiente.

— Te quiero, Mati.

Mi corazón se detiene o late a mil por hora, no lo sé, solo sé que estuve esperando por esas palabras hace mucho tiempo.

— También te quiero, Agata.

La abrazo y beso su cabello.

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora