Día 4.

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— ¿No piensas reírte? — le pregunto a Lily.

— ¿Por qué quieres que me ría?

— Porque siempre te burlas de mis desgracias.

— Mati — pasa su brazo por mis hombros — Hay veces que quiero ser buena amiga.

— Si fueras mala amiga no estaría contigo en estos momentos.

Ella sonríe y luego besa mi mejilla. Sin embargo, Agata ve el único acto de cariño que Lily demuestra en meses.

— Matías... — dice.

Nunca me ha gustado mi nombre hasta ahora, bueno lo que me gusta es que ella lo diga.

— Perdón por lo de ayer — dice preocupada.

— ¿Qué paso ayer? — me hago el desentendido.

Ella sabe que bromeo.

— Gracias — sonríe.

¡Diablos! Esos labios.

— Olvídalo ¿si? — también le sonrío.

Ella mueve su cabeza repetidas veces, se acerca y me regala un beso tímido en la mejilla.

— Nos vemos luego — se despide de ambos y se marcha.

— Deberías dejar de ser tan baboso — expresa Lily.

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora