A Lily se le había ocurrido la maravillosa idea de una tercera cita con Agata, obviamente con lo tonto que soy acepté, sus palabras me llegaron al corazón.
Siempre estuve acostumbrado a que las cosas se me dieran fáciles con las mujeres, y porque ahora no me estén funcionando con Agata como me gustaría, siento la necesidad de escapar. Pero como dice mi mejor amiga tengo que aprender a valorar las cosas difíciles.
— ¿A dónde me llevaras? — pregunta Agata.
— No sé, dime tú — me encojo de hombros.
— Me gustaría ir a mirar las estrellas.
— Entonces iremos hacia allá.
La llevo a un mirador que se encuentra en lo alto de un cerro, nos bajamos de mi auto y nos sentamos sobre el capot de este. Ella se recuesta sobre él y yo hago lo mismo, nuestro cuerpos de rozan y un escalofrío estremece mi cuerpo.
Agata toma mi mano para entrelazar nuestros dedos.
— Matías...
No pudo evitar sonreír al escucharla decir mi nombre.
— ¿Qué pasa?
Giramos nuestras cabezas al mismo tiempo para poder mirarnos a los ojos.
— Sabiendo que iba a doler — toma aire — ¿me hubieses amado?
Dudo por unos momentos.
¿La hubiese amado? Es algo que nunca me había preguntado.
— No lo sé, Agata.
Ella sonríe.
— Pero solo me bastó una mirada para saber que me había enamorado de ti.
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Cien días con Agata © | PA#1
Short StoryMatías, aparentemente un mujeriego sin remedio y acostumbrado a tener todo lo que quiere... hasta que conoce a la chica de sus sueños. Gracias a Agata sabrá lo que es enamorarse por primera vez, pero también conocerá las desventajas que le tr...