Día 48.

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Llené su habitación de flores, pero no de rosas ni tulipanes. A ella le gustan las flores gerberas naranjas.

Espero a que ella aparezca por su habitación, me paro en frente de la puerta para que lo primero que ella mire, sea mi cara de idiota enamorado. La puerta se abre de golpe y ella se queda paralizada al verme parado en medio de su habitación llena de flores.

— Mati — se acerca. Sus ojos miel brillan más que las estrellas— ¿Te han dicho que eres muy cursi? — pregunta con una sonrisa.

Afirmo.

— Gracias — suspira —. Aunque no tengo tantos floreros — mira todo su alrededor.

— Eso es lo de menos.

— Eres perfecto, Matías — acaricia mi mejilla — No sé como lo hiciste pero cada día te quiero más.

Se acerca y me besa apasionadamente.

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora