Toco el timbre de casa.
La puerta se abre de golpe; como si nos estuvieran esperando.
— Mamá se ha ido — dice Mateo con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Cómo que se ha ido? — Cuestiona mi amiga — Vine hasta acá solo para verla.
— La abuela la llamó y le pidió que se fuera por este fin de semana — la estúpida sonrisa no se le borraba.
— ¿Le pasó algo a la abuela? — quiero saber.
— No — responde él, su sonrisa ya me está desesperando.
— Menos mal — lo aparto de la puerta para poder entrar.
— Me siento estafada — dice Lily.
Se encamina hasta el sofá y se lanza sobre él.
— ¿Por qué te sientes estafada? — pregunto, me siento a su lado para verle de más cerca.
— Tú mamá me prometió un puré de patatas para chuparse los dedos, ni siquiera desayuné sólo para comer hasta reventar.
— Liz si te dejo el puré — agrega Mateo — Dijo "No le toquen el puré de patatas a Lily" — imita la voz de mamá.
Ambos reímos de la actuación de mi hermano.
— Lamento infórmate que ya le saqué una cucharadita — dice Cristóbal desde la puerta de la cocina.
Lily se levanta rápidamente del sofá y se dirige hacia mi hermano mayor.
— ¡Eres un monstruo! — le empuja para ir a comer.
— Hola hermano — me saluda.
— No me hables — desvío la mirada para no tener que verle la cara.
— ¿Qué te pasa? — quiso saber.
— ¡Ya se enteró! — grita Lily desde la cocina.
— ¿Le dijiste? — pregunta Cristóbal con indignación.
— El idiota de Felipe se lo dijo.
— Sabia que no teníamos que confiar en él — golpea la pared.
— ¿Por qué lo ocultaron? — me levanto del sofá para hablar cara a cara con mi hermano.
— No entiendo ni mierda — comenta Mateo.
— Cristóbal y Lilian son unos traidores — me cruzo de brazos — tuvieron una relación.
— ¿En serio Cris? ¡Dame esos cinco! — ambos chocaron sus manos.
— Mati, no tienes porque ponerte celoso — dice Cris —. Lo mío con Lily término hace mucho tiempo.
— No estoy celoso — frunzo el ceño — Estoy molesto porque no me lo contaron.
— ¿Le creen? — consulta mi hermano mayor.
— ¡No! — responden los otros dos.
— Pendejos — camino hacia las escaleras para encerrarme en mi habitación como un niño castigado.
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Cien días con Agata © | PA#1
Proză scurtăMatías, aparentemente un mujeriego sin remedio y acostumbrado a tener todo lo que quiere... hasta que conoce a la chica de sus sueños. Gracias a Agata sabrá lo que es enamorarse por primera vez, pero también conocerá las desventajas que le tr...