Día 50.

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— Perdona — nos interrumpe una chica — ¿Tú eres Agata?

Agata asiente con un poco de confusión.

— ¿Por qué lo preguntas? — quiere saber.

— Han hecho algo para ti — responde la chica con una gran sonrisa.

— ¿Para mi? ¿Qué cosa?

— Ven, te mostraré.

Nos levantamos del césped para seguir a la chica, llegamos a un muro al otro lado del parque. Hay cientos de fotos de Agata, formando la palabra "Eterno". Ella me mira con ese brillo en los ojos, ese que dice tantas cosas a la vez.

— ¿Fuiste tú? — curiosea. Rasco mi cabeza nervioso.

— Dímelo Mati — insiste. Me encojo de hombros y asiento.

La tímida sonrisa que tiene dibujada en el rostro, se vuelve más amplia y por su mejilla cae una lágrima. Me acerco para secar esa pequeña gota que se desliza por su rostro.

— ¿Por qué lloras? — Pregunto preocupado — ¿No te ha gustado?

Ella niega.

— Nunca nadie había echo algo así por mi — dice y más lagrimas salen de sus ojos.

— Nunca nadie se había robado mi corazón — digo y tomo su rostro entre mis manos para besar sus hermosos labios.

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora