Acabo de faltar a mi propia promesa. Si me pagasen por ser un tonto, a estas alturas ya seria millonario.
— ¿Me estas escuchando? — pregunta ella.
— Si, Agata — respondo sin muchas ganas.
— Entonces sigo con la mejor parte — sonríe, y creo que estoy aquí por eso— después de sus disculpas, no lo pude evitar y me lance a sus brazos, no te imaginas lo mucho que extrañaba sus besos — toca sus labios.
— Que romántico ¿no? — digo con ironía.
— Es el chico perfecto — suspira.
— No lo creo — murmuro por lo bajo.
— ¿Cómo dices?
— Que me alegro — finjo una sonrisa.
— ¿Estas bien? — toca mi rostro con una de sus manos.
— ¿Qué si estoy bien? ¡Claro que no! — exclamo — Creo que eres demasiado tonta como para volver a tropezar con la misma piedra, él volverá a dañarte y esa sonrisa que traes desaparecerá en un dos por tres, pero luego cuando te vuelva a ver conmigo querrá volver a tu lado otra vez— tomo un poco de aire. — ¿Y sabes cuál es la peor parte?
— ¿Cuál?
— Que cuando él rompa tu corazón otra vez, yo estaré aquí con la misma cara de idiota y con la ilusión de que un día me ames como yo te amo.
Ella pestañea un par de veces.
— ¿Me amas? — quiere saber. La sonrisa que ella tenia dibujada en el rostro se había esfumado.
— Más que nada en el mundo.
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Cien días con Agata © | PA#1
KurzgeschichtenMatías, aparentemente un mujeriego sin remedio y acostumbrado a tener todo lo que quiere... hasta que conoce a la chica de sus sueños. Gracias a Agata sabrá lo que es enamorarse por primera vez, pero también conocerá las desventajas que le tr...