Día 27.

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La música suena fuerte en el Blue Sky, toda la gente baila feliz de la vida. Sin embargo, la única que se lleva todas las miradas es Agata, luce hermosa con ese vestido rojo.

Camino con paso decidido hacia ella pero el idiota de su novio se me adelanta, y me quedo cómo un tonto mirándoles mientras se besan.

— Matías — Lily se para en frente de mí con una sonrisa grabada en el rostro.

— Viene a rescatarte — se acerca aún más, entonces la rodeo con mis brazos.

— Gracias — le susurro al oído.

— No quiero que seas la burla de todo el mundo — también me habla al oído.

— Eres la mejor — puedo sentir como sonríe.

— Lo sé — beso su cabello.

Nos dejamos llevar por el ritmo de la música, pero después de un rato bailando juntos... ella se aleja de mí. Sus ojos tienen ese brillo especial, ese que tienen las chicas cuando están enamoradas, el mismo que tiene Agata cuando mira a su novio.

— No te preocupes, Lily — acaricio su mejilla. Un sensación extraña invade mi cuerpo al darme cuenta de lo que esta pasando —. Tu secreto esta a salvo conmigo — sonrío de medio lado. Ella me dedica esa sonrisa que podría arreglar hasta un día nublado.

— ¡Quiero un trago! — Grita — necesito que olvidemos lo que acaba de pasar.

Asiento, caminamos hasta la barra donde nuestro amigo Jack se luce con sus trucos de barman.

— Dame lo más fuerte que tengas.

— Los he visto — comenta Jack —. Ya perdimos a Mati, no te quiero perder a ti, Lily — nos sirve en dos vasos la mitad de whisky.

— A mi no me perderás, Jack — añade Lily, para luego beberse de un sorbo todo el líquido —. Hay cosas en esta vida que nunca deben suceder.

— Así me gusta — responde mi amigo.

Tomo mi vaso y también me lo bebo de un sorbo.

— Sírvenos más, esta noche será borrada por completo de nuestras mentes.

La noche ha transcurrido entre tragos y muchas risas, hasta que el ambiente se torno un poco candente y Lily desapareció con un tipo

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La noche ha transcurrido entre tragos y muchas risas, hasta que el ambiente se torno un poco candente y Lily desapareció con un tipo. Busco con la mirada a las dos chicas que me importaban en este mundo para corroborar que se encuentran bien, pero Agata ya no esta junto a su novio y se va acercando seductoramente hasta donde me encuentro.

— Mi novio se ha ido — sonríe —. Quiero disfrutar de lo que queda de noche contigo.

No sé si estoy escuchando mal de lo borracho que me siento o es real que Agata me coquetea. La tomo de la mano y la llevo a la pista de baile.

— ¡He bebido demasiado! — grita para que pudiese escucharla.

— ¡Yo también! — pego su cuerpo al mío.

— Estamos en tu ambiente natural, Mati — me dice al oído — ¿Te hubiera gustado conocerme aquí, cómo a las demás?

— No.

— ¿Por qué no?

— Porque serias una más del montón.

Se aleja para mirarme a los ojos, y una sonrisa ebria se dibuja en su rostro.

Cien días con Agata © | PA#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora