Capítulo 66

370 34 13
                                    

Me levanté por inercia. Me quedé mirando a Silvia con la boca abierta y los ojos como platos. ¿Qué me acababa de decir? Que tenía que volver a casarse con Andreu, fantástico. No entendía absolutamente nada, estaba como en shock. Me lo decía así, tal cual.

-Ana, déjame que ...

-¿PERO CÓMO TE VAS A CASAR CON ANDREU? Silvia por dios, que solo ha sido un beso estupido. No lo hagas por dios, yo pensaba que me querías... Yo pensaba que pasaríamos toda la vida juntas, yo pensaba... Yo pensaba muchas cosas... –dije mientras lloraba – Silvia, solo, solo piénsalo detenidamente una vez más, solo una por dios.

-Ana....

-Joder Silvia, yo te quiero. No quiero que nadie más me toque, no quiero que nadie más me bese, solo quiero tenerte a ti a mi lado... Formar una familia, ir de viaje juntas y poder pasear de la mano... Silvia...

-Ana, cállate coño, déjame hablar.

Me la miré con cara de miedo. Tenía una brizna de enfado en sus ojos, pero a la vez tenía compasión. Compasión o pena hacia mi.

-Ana, no me voy a casar con Andreu por gusto, sino por guión.

-¿Qué? – dije levantando una ceja

-En TCMS, cuando venga, tengo que hacer el papel de enamorada. Le voy a pedir que se case conmigo.

Cogí el móvil que Silvia me estaba dando y leí el documento. Era un guión perfectamente estructurado, todo estaba planeado.

-Ana, lo siento, yo... – dijo Silvia empezando a disculparse

Como ya me había tranquizado un poco, empecé a razonar. No tenía que culpar a Silvia, era la que estaba siendo utilizada. Me gustaría pegar gritos a los cuatro vientos diciendo que todo esto es un montaje, que Andreu es el que lo ha planeado todo para separarnos.

-Silvia, no tengo nada que recriminarte. No es tu culpa, tú has sido la que ha sido tratada como un objeto en todo esto....

-Pero....

-Sht – dije acercándome a ella y poniendo mi dedo índice en sus labios – no tengo nada más que decir, ¿vale? Tú has sabido perdonadme, no tengo derecho a enfadarme.

Entonces me abrazó fuerte, muy fuerte. Notaba hasta como los huesos me crugían, pero obviamente no me quejé. A parte de no tener derecho, no iba a culparla por ello. Cuando le tocara hacer el papel, lo haría y punto. No me tengo que preocupar por ello, es solo un papel.

-¿Vamos a dormir? – dijo Silvia aún entre mis brazos

Me deshice del abrazo y cogí su mano. Me encaminé lentamente a la habitación y me senté en la cama. Aún con las manos entrelazadas, atraje a Silvia hacia mí y la besé con ternura. No quería forzar la situación, no quería hacer el amor con ella después de todo ese cúmulo de emociones que habíamos vivido.

Fui a levantarme para así ponerme el pijama, pero Silvia me capturó entre sus piernas. Me la miré extrañada, y ella solo me sonrió con esa manera que solo ella sabe.

-¿Quieres...? – dije con un susurro.

-Más que nunca – dijo besándome suavemente.

Normalmente, no os voy a engañar, lo hacemos de una manera salvaje, pero esa vez no. Los besos eran lentos, pensados. Cuando nos desprendíamos de la ropa no era de un tirón, sino que íbamos recreándonos en cada movimiento que hacíamos.

Yo estaba encima de Silvia ya sin nada de ropa. Iba besando suavemente su boca mientras mis manos sujetaban su cara. Cogí su mano izquierda y entrelacé mis dedos con los suyos. deposité nuestras manos a la altura de la cabeza de Silvia, y fue así como juntando nuestros centros de placer y con movimientos suaves, empezamos a hacer el amor.

Fue un momento mágico para las dos. Ir lento y sintiendo cada movimiento nos hizo disfrutar aún más de nuestros cuerpos y del maravilloso acto de hacer el amor. Además, un punto añadido es que nuestras manos estaban completamente unidas, y no nos soltamos hasta que las dos habíamos conseguido llegar al cielo gracias a nuestro contacto.

Silvia se abrazó a mi, juntando nuestras pieles una vez más. Podía estar así toda la vida, solo si la mujer de mi lado es ella.

-Te quiero tanto Silvia – dije a punto volver a llorar por enésima vez esa noche.

-No más que yo – dijo ella dando un beso en mi hombro.

-Eres lo mejor que me ha pasado, y lo mejor que me pasará jamás. No te puedes imaginar lo feliz que estoy que al final me hayas elegido a mi. Nunca tendré suficiente tiempo en esta vida para pedirte perdón por todo lo que te he hecho. Solo me queda darte mi amor cada día, demostrarte lo mucho que te quiero y lo maravillosa que eres, que ni tú misma te lo llegas a imaginar. Te quiero, y no me digas que tú más, porque no te creeré. Gracias por entrar en mi vida, gracias por quedarte y gracias por no irte nunca, por no dejar de confiar en mí.

Apenas había respirado al decir eso, me había salido del alma. No lo tenia ni planeado, me salió así sin más. Pero aún así, creo que es una de las veces que mejor he expresado mis sentimientos. Creo que por una vez me he soltado y he derrumbado ese muro que me hacía insegura sobre la relación. Y detrás del susodicho muro, había un campo infinito. Un campo lleno de flores con un sol radiante iluminándolo. No tenía ninguna duda, lo nuestro se haría eterno. Tenía que hacerlo eterno. Mientras yo pensaba eso, Silvia, con su mano derecha, cogió mi barbilla y la giró hacia ella.

En la oscuridad de la habitación pude ver algo que brillaba, sus lágrimas. No dijo nada, solo se limitó a observarme en la oscuridad y después de un rato así, se rincorporó y me besó en los labios. Entonces me abrazó, le di unos pequeños besos en los hombros y nos quedamos así hasta que después de todo lo vivido esa misma noche, nos quedamos dormidas.



Fin del flashback

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora