Capítulo 43

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-¡No me jodas! ¿Enserio? ¿Cómo, cuando, dónde, por qué?

-Madre mía Silvia tranquila – dijo Ruth riendo

-Hija de tu madre – dije saltando encima de ella – me lo tendrías que haber contado al momento, zorra. Va, suelta.

-Pues me lo pidió el domingo... Delante de toda su familia.

-¿QUÉ?

-Lo que oyes. Pasé una vergüenza...

Flashback de Ruth

Hoy Edu me iba a llevar a conocer a su familia. Yo estaba de los nervios y apenas había dormido. Aún estábamos en la cama protegidos solo por la fina sabana. Me levanté, me puse algo de ropa encima y decidí ir a hacerme el desayuno. Cogí una taza de café del estante y me eché un poco. Cuando dejé la cafetera noté como me rodeaban por detrás y instintivamente una sonrisa apareció en mi rostro.

-Buenos días – dijo Edu dándome besos por el cuello. 

Me giré y ante la imagen me empecé a reír. Edu iba completamente desnudo.

-¿Se puede saber qué haces que no te has puesto nada encima? – dije mirando hacia abajo y volviendo a mirarle a los ojos.

-Porque así me a a costar menos hacer esto – dijo él levantándome y poniéndome encima de la encimera y empezando a besarme sin control.

-Tu nunca tienes suficiente – dije yo rodeando su cuerpo con mis piernas

-Contigo es imposible tener suficiente – dijo él quitándome los pantalones del chandal.

Yo me quité la camiseta y dejé al descubierto mis pechos. Cuando hice eso Edu se rió y empezó a besarlos a su antojo. Cuando ya me deshice de mis bragas Edu entró en mi sin apenas dejarme un minuto de tregua. Entre gemidos y golpes contra la encimera, Edu me levantó y aún dentro de mí, empezó a andar hacia el sofá. Me dejó caer ahí y allí fue donde los dos llegamos donde deseábamos.

-Vaya despertar – dijo Edu aún encima de mi

-Pues sí, de los mejores. Hay que repetir más este sistema de encimera y sofá – dije entre risas.

-Sí, para ti será fácil pero no sabes lo que me ha costado. Te habría tirado al suelo en cualquier momento – dijo Edu con una mirada pícara.

-Bueno....  – dije yo mordiéndome el labio. Después de esto hice la croqueta y provoqué que los dos cayéramos al suelo, y volvimos a unirnos en uno solo una vez más.

Al cabo de pocas horas ya estábamos preparados para irnos a casa de sus padres.

-Edu estoy nerviosa... – dije yo cogiéndole la mano mientras conducía

-Tranquila, les encantarás.

Llegamos al cabo de 10 minutos y la verdad es que fue genial. Sus hermanos eran de lo más majos y su madre era un encanto. El padre no estaba, no sé por qué. Llegó la hora del postre y su madre trajo un pastel de zanahoria.

-¿Te gusta Ruth? – me preguntó su madre desde el otro lado de la mesa.

-Está buenísimo – dije yo asintiendo y sonriendo un poco

-Tu sí que estás buenísima – me dijo Edu a la oreja para después darme un beso en la mejilla.

Solté una carcajada y todos se me quedaron mirando. Yo me sonrojé y agaché la cabeza avergonzada y ellos siguieron a su rollo. De repente, Edu se levantó y se puso encima de la silla.

-Ya no puedo esperar más. Familia, tengo que deciros algo muy importante.

-Edu hijo, me vas a romper la silla – dijo su madre un poco atónita.

-Ay mamá – dijo él bajándose – no me estropees el momento. – Acto seguido se giró hacia mí y se me quedó mirando.

-Sé que llevamos muy poco tiempo, lo sé. Pero tengo la sensación de conocerte de toda la vida. Ruth, tú me has devuelto a la vida. Después de mi relación traumática, llegaste tú y con tiritas fuiste arreglando mi corazón roto. Por eso, Ruth Lorenzo Pascual... ¿Quieres casarte conmigo? – dijo arrodillándose y sacando del bolsillo de su americana una cajita con un anillo dentro.

Miré a mi alrededor y me quedé paralizada. Todos estaban con la boca abierta y mirando a Edu arrodillado delante de mí. No me podía creer que me lo hubiese pedido, no llevábamos casi ni medio año. ¿Sería un error? ¿Tendría que planteármelo? Me levanté y me quedé a pocos centímetros de él. Lo miré y supe que no podía dejar escapar esa oportunidad, no podía dejar escapar al hombre que tenía delante de mi.

-Sí, sí, sí y mil veces sí – dije haciendo que se levantara y abrazándolo. Me puso el anillo que me quedaba estupendamente y nos fundimos en un tierno beso. Podía mirar hacia adelante y ver que teníamos un futuro juntos. No me arrepiento de nada, estoy segura que seré más feliz ahora que lo tengo a mi lado.



Fin del flashback de Ruth



-Qué bonito. Lo que más me ha gustado ha sido lo de vuestro polvo. Deberías ver las estrellas

-Serás morbosa... Pero sí, no te lo voy a negar – dijo Ruth sonrojándose

-Ya veo que lo vais a repetir día sí día también...

-Va, deja en paz mi vida sexual. Cuéntame que ha pasado contigo y con Ana

Con todo el dolor del mundo se lo conté todo con pelos y señales. Según la historia iba avanzando, ella se iba poniendo más triste, se lo notaba en los ojos.  

-Ay Silvia... ¿Quieres que hable con ella? Eso no puede acabar así...

-No cariño, no tienes que hacer nada. Tengo que intentarlo yo por mi cuenta, pero de momento no me veo con ganas. Estábamos tan bien.... Y de la nada pasó esto. Yo necesito a Ana en mi vida... Estas semanas que hemos estado tan bien han sido tan especiales... Siento como si hubiera rejuvenecido...

-Silvia, tú más que nadie conoces a Ana. Ella piensa mucho, a veces demasiado. También es muy impulsiva y se deja guiar mucho por sus primeras impresiones. Déjale tiempo para que se de cuenta que juntas estáis mejor, y volverá ella sola. Solo necesitas tiempo.

-Ya lo sé Ruth, pero no quiero tiempo, quiere estar con ella ahora.

-Todo lo que vale la pena se hace esperar. Tienes que tener paciencia. ¿Quieres quedarte aquí a dormir hoy?

-¿No va a venir Edu? – pregunté yo con la esperanza que la respuesta fuera no.

-Ahora le digo que no venga. Hoy noche de chicas.

Ruth cogió el móvil y le envió un mensaje a su prometido. Me dejó un pijama y las dos nos acurrucamos en la cama y estuvimos hablando un rato más.

-Oye, ¿por qué no me contaste nada de lo de tu compromiso antes?

-Quería esperar a contároslo a ti y a Ana, cuando estuviéramos juntas.... Pero bueno, ya se lo contaré mañana en la gala...

-Qué pocas ganas tengo de hacer la gala, de verdad – dije yo un poco resentida.

-Va, no digas eso, si te lo pasas genial.

-Ya, pero ahora mismo solo tengo ganas de dormir...

Dicho esto, las dos cerramos los ojos y acurrucadas la una con la otra dormimos plácidamente toda la noche.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora