Capítulo 118

338 37 20
                                    

-¡Silvia! -la zarandeé un poco para que se despertara. Ya habíamos llegado a Tolouse, y aunque la locura fuera idea suya, se había tirado todo el viaje durmiendo.

-Cinco minutos más - dijo ella mientras intentaba darse la vuelta. Al ver que no podía hacerlo, se llevó las manos a los ojos para rascárselos y los abrió.

-Ya no sabes ni lo que tú misma planeas - sonreí mientras le acariciaba la pierna.

-Ostia Ana, ¿he dormido todo el viaje? - se reincorporó y me miró con cara de corderillo.

-Todo todito - dije sonriéndole

-Joder, lo siento - dijo poniéndose las manos delante de la boca.

-Tranquila amor. No te hubiera despertado si supiera dónde vamos a alojarnos, pero es que no sé nada. Esta locura ha sido idea tuya.

Silvia se peinó un poco y salió del coche sin decir nada. Yo la imité sin saber qué hacía y vi que iba al maletero. Supuse que iba a coger las maletas así que la ayudé con la tarea.

-¿Puedes decirme algo? - le pregunté con la ceja levantada.

-Algo - dijo ella sacándome la lengua

-Qué patada en la boca tienes... - dije rodando los ojos.

-Pues en la boca yo prefiero otra cosa - se acercó a mí y rodeó mi cintura con sus brazos. Nos miramos y nos dimos el beso de buenos días. Bueno, el beso de buenos días para ella, para mí un beso de buenas noches.

Silvia no quería decirme dónde íbamos, y por la calle no había ni dios. Yo miraba todo el rato a nuestro alrededor un poco asustada, porque por si no lo sabéis soy una cagona, me da miedo hasta mi propia sombra.

-Ya hemos llegado - dijo ella parándose de golpe.

-Coño Silvia cuidado, que te atropello - le di un manotazo en el hombro.

Silvia entró dentro de esa casa y parecía no haber nadie. Era una casa grande, decorada con bastante gusto, aunque todo era un poco antiguo, no lo voy a negar.

-¿De quién es esta casa? - pregunté una vez dejé la maleta en la habitación donde me había indicado Silvia.

-La he alquilado para hoy y mañana. ¿Qué te parece?

-Pues es muy bonita - dije dando una vuelta sobre mí misma para ver mejor la casa.

-Lo más bonito eres tú.. - dijo ella acercándose a mi lentamente.

-Ah, no no. - dije yo alejándome - hoy nada de nada, que si mañana nos casamos da mala suerte.

-Venga ya, no me seas tonta. Ven aquí que te como viva - dijo Silvia empezando a correr detrás mío.

-¡Qué no! - dije riendo y huyendo de ella.

Al final me pilló y me lanzó al enorme sofá que había en el comedor, yo caí en plancha y ella, encima de mi, empezó a besarme el cuello por detrás y a poner sus manos por debajo de mi camiseta.

-¡Silvia! - dije aún riendo - jolin, que son las cuatro de la mañana. Tú has dormido pero yo aún no

-Después de esto dormirás aún más plácidamente - dijo aún besando mi cuello y empezando a subir aún más sus manos.

-Oye, ¡déjame! - dije empezando a moverme divertida.

Entonces Silvia, que es mucho más fuerte que yo, me giró y me quedé de cara a ella. Sus manos ahora subían por mi barriga e iban directas a su destino, mis pechos.

-No te voy a dejar que me quites la ropa - dije empezando a moverme

-Pues te la arranco.

Y no iba en broma. En un abrir y cerrar de ojos, Silvia rasgó mi camiseta y dejó al descubierto mis pechos protegidos aún por el sujetador. Ella se reía por mi cara de perplejidad, ya que mi pobre camiseta destripada colgaba de mis brazos.

-Serás animal... - dije resignándome.

-Eso te pasa por no dejarme - dijo suspirando - tu culpa.

-Encima, culpa mía - dije acariciando su espalda por debajo de su camiseta. Y de un salto, nos tiramos al suelo. Y como no sé decirle que no, acabamos haciéndolo allí mismo.

-¿Contenta? - dije una vez habíamos acabado y estábamos tumbadas en el suelo.

-Pues no, yo repetiría, pero tenemos que dormir, que a las 11 vendrán a despertarnos.

-Ya te vale... Son las 5, lo sabes, ¿no?

-Sí - dijo con una sonrisilla - pero me has provocado.

-¡Serás falsa! - dije levantándome - si has sido tú, asquerosa

-Ves, ahora te levantas como dios te trajo al mundo y pues yo no me aguanto.

-A veces no sé cómo te aguanto... - dije yendo hacia mi maleta y poniéndome el pijama

-Porque soy adorable - dijo viniendo ella también con su pijama en la mano.

-Quizás un poco - la cogí y le di un beso suave en los labios - buenas noches.

-Oye, que yo duermo aquí - dijo ella señalando la cama.

-Ah no, tú en el sofá. Mañana no nos podemos ver en todo el día, que lo sepas. No hasta que nos casemos.

-¿Y por qué tú en la cama? Tendrás morro. - dijo ella dándome un cachetazo.

-Morro el tuyo, que al final has conseguido lo que querías. Venga, tira.

-Ah, y que sepas que técnicamente hoy ya nos hemos visto, son las 5, ¿recuerdas?

Cogí una zapatilla y la tiré en su dirección mientras cerraba la puerta. La zapatilla no le dio, se estampó con la puerta y oí como Silvia se reía. Me acabé de poner el pijama y noté que tenía una sonrisa de tonta perdida. Si es que esta mujer saca lo mejor de mi. Oí como me gritaba un "te quiero" desde el sofá y yo también le respondí. Me tumbé en la cama y en menos de 10 segundos, caí rendida.

-¡Ana!¡Ana! ¡Fuego!

Me desperté en seguida, miré hacia todos los lados y me levanté de la cama a toda prisa. Cuando me di cuenta de quien estaba ahí, también me di cuenta que ni fuego ni ostias, me habían tomado el pelo.

-Eres una hija de tu madre - dije rascándome la cabeza.

-Hija, llevo mucho tiempo intentando que te levantes - dijo ella encogiéndose de hombros.

-¿Y qué haces aquí? - dije una vez había reaccionado.

-Pues nada, que soy tu dama de honor - dijo Anna poniéndose las manos a la cintura - la mejor dama de honor que te puedes encontrar. Ah, y la que se va a encargar que estés guapísima de la muerte.

-¿Tú? - dije empezando a sonreír.

-Sí, yo - dijo ella acercándose a mi - ¿algún problema?

-Todo lo contrario - corrí hacia ella y la abracé. Ahora sí que iba a ser una boda como dios manda, ahora sí.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora