-¡Silvia! -la zarandeé un poco para que se despertara. Ya habíamos llegado a Tolouse, y aunque la locura fuera idea suya, se había tirado todo el viaje durmiendo.
-Cinco minutos más - dijo ella mientras intentaba darse la vuelta. Al ver que no podía hacerlo, se llevó las manos a los ojos para rascárselos y los abrió.
-Ya no sabes ni lo que tú misma planeas - sonreí mientras le acariciaba la pierna.
-Ostia Ana, ¿he dormido todo el viaje? - se reincorporó y me miró con cara de corderillo.
-Todo todito - dije sonriéndole
-Joder, lo siento - dijo poniéndose las manos delante de la boca.
-Tranquila amor. No te hubiera despertado si supiera dónde vamos a alojarnos, pero es que no sé nada. Esta locura ha sido idea tuya.
Silvia se peinó un poco y salió del coche sin decir nada. Yo la imité sin saber qué hacía y vi que iba al maletero. Supuse que iba a coger las maletas así que la ayudé con la tarea.
-¿Puedes decirme algo? - le pregunté con la ceja levantada.
-Algo - dijo ella sacándome la lengua
-Qué patada en la boca tienes... - dije rodando los ojos.
-Pues en la boca yo prefiero otra cosa - se acercó a mí y rodeó mi cintura con sus brazos. Nos miramos y nos dimos el beso de buenos días. Bueno, el beso de buenos días para ella, para mí un beso de buenas noches.
Silvia no quería decirme dónde íbamos, y por la calle no había ni dios. Yo miraba todo el rato a nuestro alrededor un poco asustada, porque por si no lo sabéis soy una cagona, me da miedo hasta mi propia sombra.
-Ya hemos llegado - dijo ella parándose de golpe.
-Coño Silvia cuidado, que te atropello - le di un manotazo en el hombro.
Silvia entró dentro de esa casa y parecía no haber nadie. Era una casa grande, decorada con bastante gusto, aunque todo era un poco antiguo, no lo voy a negar.
-¿De quién es esta casa? - pregunté una vez dejé la maleta en la habitación donde me había indicado Silvia.
-La he alquilado para hoy y mañana. ¿Qué te parece?
-Pues es muy bonita - dije dando una vuelta sobre mí misma para ver mejor la casa.
-Lo más bonito eres tú.. - dijo ella acercándose a mi lentamente.
-Ah, no no. - dije yo alejándome - hoy nada de nada, que si mañana nos casamos da mala suerte.
-Venga ya, no me seas tonta. Ven aquí que te como viva - dijo Silvia empezando a correr detrás mío.
-¡Qué no! - dije riendo y huyendo de ella.
Al final me pilló y me lanzó al enorme sofá que había en el comedor, yo caí en plancha y ella, encima de mi, empezó a besarme el cuello por detrás y a poner sus manos por debajo de mi camiseta.
-¡Silvia! - dije aún riendo - jolin, que son las cuatro de la mañana. Tú has dormido pero yo aún no
-Después de esto dormirás aún más plácidamente - dijo aún besando mi cuello y empezando a subir aún más sus manos.
-Oye, ¡déjame! - dije empezando a moverme divertida.
Entonces Silvia, que es mucho más fuerte que yo, me giró y me quedé de cara a ella. Sus manos ahora subían por mi barriga e iban directas a su destino, mis pechos.
-No te voy a dejar que me quites la ropa - dije empezando a moverme
-Pues te la arranco.
Y no iba en broma. En un abrir y cerrar de ojos, Silvia rasgó mi camiseta y dejó al descubierto mis pechos protegidos aún por el sujetador. Ella se reía por mi cara de perplejidad, ya que mi pobre camiseta destripada colgaba de mis brazos.
-Serás animal... - dije resignándome.
-Eso te pasa por no dejarme - dijo suspirando - tu culpa.
-Encima, culpa mía - dije acariciando su espalda por debajo de su camiseta. Y de un salto, nos tiramos al suelo. Y como no sé decirle que no, acabamos haciéndolo allí mismo.
-¿Contenta? - dije una vez habíamos acabado y estábamos tumbadas en el suelo.
-Pues no, yo repetiría, pero tenemos que dormir, que a las 11 vendrán a despertarnos.
-Ya te vale... Son las 5, lo sabes, ¿no?
-Sí - dijo con una sonrisilla - pero me has provocado.
-¡Serás falsa! - dije levantándome - si has sido tú, asquerosa
-Ves, ahora te levantas como dios te trajo al mundo y pues yo no me aguanto.
-A veces no sé cómo te aguanto... - dije yendo hacia mi maleta y poniéndome el pijama
-Porque soy adorable - dijo viniendo ella también con su pijama en la mano.
-Quizás un poco - la cogí y le di un beso suave en los labios - buenas noches.
-Oye, que yo duermo aquí - dijo ella señalando la cama.
-Ah no, tú en el sofá. Mañana no nos podemos ver en todo el día, que lo sepas. No hasta que nos casemos.
-¿Y por qué tú en la cama? Tendrás morro. - dijo ella dándome un cachetazo.
-Morro el tuyo, que al final has conseguido lo que querías. Venga, tira.
-Ah, y que sepas que técnicamente hoy ya nos hemos visto, son las 5, ¿recuerdas?
Cogí una zapatilla y la tiré en su dirección mientras cerraba la puerta. La zapatilla no le dio, se estampó con la puerta y oí como Silvia se reía. Me acabé de poner el pijama y noté que tenía una sonrisa de tonta perdida. Si es que esta mujer saca lo mejor de mi. Oí como me gritaba un "te quiero" desde el sofá y yo también le respondí. Me tumbé en la cama y en menos de 10 segundos, caí rendida.
-¡Ana!¡Ana! ¡Fuego!
Me desperté en seguida, miré hacia todos los lados y me levanté de la cama a toda prisa. Cuando me di cuenta de quien estaba ahí, también me di cuenta que ni fuego ni ostias, me habían tomado el pelo.
-Eres una hija de tu madre - dije rascándome la cabeza.
-Hija, llevo mucho tiempo intentando que te levantes - dijo ella encogiéndose de hombros.
-¿Y qué haces aquí? - dije una vez había reaccionado.
-Pues nada, que soy tu dama de honor - dijo Anna poniéndose las manos a la cintura - la mejor dama de honor que te puedes encontrar. Ah, y la que se va a encargar que estés guapísima de la muerte.
-¿Tú? - dije empezando a sonreír.
-Sí, yo - dijo ella acercándose a mi - ¿algún problema?
-Todo lo contrario - corrí hacia ella y la abracé. Ahora sí que iba a ser una boda como dios manda, ahora sí.
ESTÁS LEYENDO
Flashback [TERMINADA]
FanfikceNovela flashback. La historia empieza por el final, pero capítulo tras capítulo se irán reviviendo todas las penas y alegrías de las protagonistas. Silvia Abril y Ana Morgade, grandes amigas... ¿o algo más?