Flashback [TERMINADA]

Capítulo 29

Me levanté una hora antes de lo que estaba previsto, pero no pude volver a conciliar el sueño. Decidí irme a duchar y no pensar en nada, solo en la gala de hoy y la sorpresa que tenía preparada para ella. La verdad es que si salía bien sería una declaración a lo grande... Pero si había algún problema no me quería imaginar qué pasaría.

Cuando salí del baño me miré en el espejo y me acaricié la mejilla que me había pegado Andreu. No me esperaba que reaccionara tan bruscamente. Es decir, sabía que no se lo tomaría del todo bien, pero no me pasaba por la cabeza tal reacción.

Cuando tenía puesta la camisa pero aún no había decidido si ponerme falda o pantalón, llamaron a la puerta. Decidí abrir en bragas, total, solo son bragas.

Abrí y me quedé boquiabierta ante la persona que había llamado.

-¿Puedo entrar?

-sí... Pasa

Andreu entró sin decir nada y se quedó de pie mirándome mientras yo cerraba la puerta y me quedaba mirándolo en silencio, con un poco de miedo, no lo voy a negar.

-Silvia... Lo siento.... Reaccioné muy mal. No me esperaba que fueras a cortar conmigo y ya sabes que cuando soy impulsivo no hay quien me frene... Venía a disculparme por todo lo que dije e hice...

-Bien, no pasa nada... –dije yo un poco dolida - ¿cuando me vas a traer mis cosas?

-Pensaba que querías venir a buscarlas tu... Entonces, ¿esto es el fin?

-Andreu yo... Las cosas no iban bien, hay que reconocer eso... Hacia  mucho tiempo que no estábamos bien y ...

-¿quién es el otro?

-Andreu...

-Dímelo

-No puedo, lo sabrás pronto... - no quería decírselo ahora, no sabia como iba a reaccionar. Quería esperar a que estuviéramos más tranquilos los dos.

-Bueno, bien...

-Mañana pasaré a por mis cosas.

-De acuerdo. Te he traído el bolso con tu monedero y móvil.

-Gracias – dije cogiendo mi bolso y dejándolo encima de la butaca.

-¿Qué le digo yo a Joana? – preguntó él con la voz débil

-No le digas nada... Me ocuparé yo...

-Con darnos un tiempo, te referías al divorcio, ¿no es así?

-Andreu....

-No digas nada más, no quiero oírlo. Hablaré con mi abogado.

Acto seguido, fue hacia la puerta y pegó un portazo. La verdad es que había sido demasiado fácil. Doloroso, pero fácil. No me pensaba que la cosa sería tan fluida y que al final acabaría consiguiendo lo que me propuse. Lo ignoré aunque con el tiempo me di cuenta que no debí hacerlo.

Me encaminé hacia recepción para decir que me quedaba en el hotel hasta que se acabara la edición, pero que contasen que dormiría acompañada. Les pedí que anularan la reserva de la habitación de Ana y que pusieran todas sus cosas en la mía. Esperaba que con Ana todo fuera bien y pudiéramos disfrutar la una de la otra sin problemas.

-También necesito un par de cosas más – dije yo. Cuando acabé de darle las indicaciones, le di el dinero y con una sonrisa me alejé de ahí.