Capítulo 97

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Relatado por Ana Morgade

Eran las 8 de la mañana cuando o volvimos al hotel después de una noche fantástica. Reímos, bebimos y hablamos como nunca. Acabar TCMS había sido muy triste, pero además había sido también una liberación. Ahora podría estar más tranquila, sin ensayos ni estrés para la gala. Aún así, lo echaría de menos, y si me pidieran que volviera, lo haría.

-Ana, no tengo sueño - dijo Silvia subiendo por el ascensor. - ¿acabamos bien la noche? -dijo ella rodeándome por la cintura.

-Ay de verdad cariño, todo el día con lo mismo eh - dije riendo - pero no, yo me muero de sueño. Ya mañana - dije después de darle un beso y de separarme de su abrazo.

-Te odio - dijo ella cruzada de brazos

-Cuando me despierte me importará lo que sientes, ahora solo quiero fusionarme con la cama.

-Qué cosas más bonitas de dices - dijo ella suspirando

Llegamos a la habitación y yo fui al baño nada más entrar, me estaba meando desde hacía mucho rato. Cuando salí del baño y vi el panorama, no pude evitar reírme. Me encontré a Silvia espachurrada en la cama con la ropa puesta y dormida

-Mírala, la que no tenía sueño - dije para mí misma.

Cambié a Silvia y le puse el pijama para luego hacer lo mismo conmigo misma. Le di un beso de buenas noches y me acosté. Al cabo de tres minutos ya estaba durmiendo como un bebé.

Abrí los ojos a causa del ruido de la cadena. Me había asustado y todo. Levanté la vista y vi que Silvia salía del baño.

-Vaya cariño, ¿te he despertado?

-Mmm - dije girándome hacia su lado - un poco

-Lo siento - dijo dándome un beso en la mejilla - vamos a dormir otra vez anda

-¿Qué hora es? - pregunté con los ojos cerrados.

-Mmm... Las 4 de la tarde, ¿por?

-¿Las 4? - dije levantándome de golpe - tenemos que dejar la habitación a las 5

Silvia y yo nos pusimos a recoger todo y a menos 10 ya habíamos acabado. Fuimos a despedirnos de todos nuestros compañeros que también tenían una resaca de la ostia y un sueño increíble y nos fuimos a la estación a buscar el AVE.

-De vuelta a casa - dijo Silvia cuando ya habíamos llegado

-Qué ganas tengo de espachurrarme en el sofá y no levantarme en dos días. - dije dejando las cosas en la habitación y tirándome en la cama.

-¿Solo tiene ganas de eso? - preguntó Silvia mientras se acomodaba encima mío.

-Ahora sí, dentro de un rato alomejor me vienen ganas de algo más.

Y tal y como dijimos, nos fuimos al sofá y de allí no nos levantamos hasta el domingo por la tarde. Iba a hablar con mi padre, tenía que haberlo hecho mucho antes, pero hoy era uno de los pocos días libres que tenía así que quise aprovechar.

-Silvia, no hace falta que vengas - dije cuando ya estaba en la puerta

-No digas gilipolleces - dijo dándome una colleja

-Vale, vale - dije poniendo la mano en el sitio donde me había dado.

El camino hacia casa de mis padres fue muy tenso, las dos estábamos de los nervios y eso se notaba en el ambiente. Llamé al timbre y esperé a que mi madre o él mismo abrieran. Silvia me cogió la mano y las dos suspiramos. Había llegado el momento. La puerta se abrió y apareció Belén.

-¡Enana! ¿Qué haces aquí? - dije abrazándola

-Nada, de visita. Felicidades por tu cuarto puesto, por cierto. ¿Vienes a hablar con papá?

-Gracias cariño. Sí, quiero hacerle entrar en razón....

Entré mientras Silvia y Belén se saludaban y fui directa al comedor. Mi madre al verme se levantó y vino corriendo a abrazarme felicitándome por mi cuarto puesto en TCMS. Cuando me deshice de su abrazo miré a mi padre que ni siquiera se había inmutado de que yo había llegado.

-Hola papá -dije acercándome y dándole un beso en la mejilla.

-Hola hija - dijo sin apartar la vista de la TV.

-Papá... He venido a hablar contigo, ¿puedes apagar la tele, por favor?

-Hija, no vas a convencerme de nada.

-Bueno, pues me vas a escuchar - dije cogiendo el mando y apagándosela. - Entiendo que en tu época esto no estuviera bien visto, pero hemos cambiado de mentalidad gracias a dios. No importa de qué sexo sea la pareja de cada uno, eso es lo menos importante de todo, y te lo dice una persona que ha estado con hombres y mujeres. Lo importante aquí es el sentimiento, el amor y la pasión que sientes por esa persona. Sabes papá, no se puede evitar enamorarte de alguien, es una de las pocas cosas que es involuntaria y completamente inocente en esta vida. Yo no pedí enamorarme de ella, no lo pedí pero así ha acabado. Y si papá, estoy enamorada de esta mujer hasta las trancas, y no voy a dejar que personas que tienen la mentalidad tan cerrada me impidan vivir mi amor felizmente. Así te he salido papá, te he salido pasional y una persona capaz de amar por encima del físico o de la personalidad. He salido capaz de enamorarme de almas y Silvia tiene el alma más bonita que te puedas imaginar. Así que si quieres despreciarme, yo te querré igual porque eres mi padre, pero ni por un segundo pienses que voy a dejar escapar a esa mujer, nunca se te ocurra pensar eso. Vamos a casarnos y vamos a formar una familia, porque ¡sorpresa!, ahora no se necesita un pene para quedarse embarazada. Espero que algún día entiendas esto que siento y que aceptes de una vez lo que hay entre Silvia y yo, porque eso es eterno y lo vamos a hacer público muy pronto y vas a tener que lidiar con ello. Hasta otra, te quiero - dije después de darle un beso y levantarme para irme.

Mi madre, Silvia y Belén estaban en la puerta las tres llorando disimuladamente. Bueno, Silvia disimuladamente no mucho, pero se aprecia el intento.

-Es lo más bonito que alguien ha dicho de mí - dijo abrazándome - te quiero.

-Y yo princesa - dije enterrando mi cabeza en su hombro.

-Muy bien dicho hija - dijo mi madre después de soltarme de su abrazo - estoy segura que después de esto tu padre reflexiona. Has hecho un discurso espectacular.

-Y sin preparar - dije con lágrimas en los ojos y riendo.

-Se te da bien la improvisación - dijo Belén dándome un golpe en el brazo.

-¿Vamos a merendar algo? - dijo Silvia mirándonos. Belén asintió y todas miramos a mi madre que parecía un poco dividida. Ella quería ir pero se veía en la obligación de hablar con mi padre.

-No pasa nada mamá - dije antes de salir de casa- otro día no te escapas.

Mi madre asintió y se rió mientras nosotras tres íbamos al coche para ir a alguien sitio de Madrid a comer algo, que con tantas emociones se nos había abierto un agujero en el estomago.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora