Capítulo 84

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-Tenemos que hacer más juegos de este... - dijo Silvia cuando se separó de mis labios.

-Claro, sabes que soy débil y me provocas, que llevas todo el día provocándome, bruja.

-Esa era la gracia - dijo moviéndose un poco encima mío. - provocarte es la gracia de todo el juego, y de mi vida.

Esos movimientos tímidos que había empezado a hacer se volvieron bruscos y empezó a besarme sin control de nuevo. Esta mujer me tiene loca y es que no puedo hacer nada cuando ella está cerca.

-Si... Silvia otra vez... No - dije con mucho esfuerzo.

-¿No? - dijo aún en mi cuello. - yo que me pensaba que estabas muy receptiva...

-Silvia- dije jadeando - en.. En el hotel

-Venga, vale - dijo levantándose. Menos mal, estaba a punto de caer otra vez.

-Haces lo que quieres conmigo - dije levantándome - eres mala influencia.

-Y más que lo voy a ser esta noche - dijo guiñándome el ojo.

Suspiré y negué con la cabeza mientras reía. Nunca había estado tan enamorada de alguien como lo estoy de Silvia, y eso me reconfortaba y me asustaba muchísimo a la vez. Nos cambiamos entre besos y caricias y salimos. Justo en ese momento salió Pablo del vestuario, cosa que nos pareció muy extraña porque era muy tarde y yo y Silvia nos habíamos entretenido mucho.

-Oye, qué raro que esté aún Pablo - dijo Silvia mientras seguíamos andando hacia la salida. - son casi las dos.

-Joder, qué tarde. Es tu culpa - dije mirándola - pero si, lo de Pablo también lo he pensado yo.

Seguimos andando y justo antes de cruzar la puerta apareció él. Era Andreu, con una cara de pocos amigos inaguantable. Cuando lo vi me sobresalté, y Silvia automáticamente me agarró la mano con fuerza, cosa que agradecí.

-¿Qué haces aquí? - dijo Silvia mirando a Andreu.

-Pasaba por aquí - dijo él levantando los brazos.

-A las dos de la mañana, a un plató que está a tres cuartos de hora de tu casa.

-El destino - dijo él sonriendo.

Yo me lo miraba con cara de pocos amigos. Sabía que tramaba algo, y me aterrorizaba pensar qué podía ser. Ya nos había complicado la vida suficiente, yo solo quería vivir mi amor con la mujer de mi vida, no pedía tanto.

-Andreu, qué quieres.

-A ti- dijo él dando un paso adelante.

-Lo siento, pero no, ya no - dijo Silvia retrocediendo también un paso aún aferrada a mi mano.

-Con el tiempo, te vas a dar cuenta. ¿Tú te crees que el público va a querer que dos mujeres como vosotras estén juntas? No lo creo. Te recuerdo que a ojos del mundo somos marido y mujer, y esta puta - dijo metiéndome a mi en la conversación de golpe - no se ha inmiscuido en nada.

Iba a hablar pero Silvia presionó mi mano en señal de que le dejase hablar a ella. Decidí hacerle caso, aunque me sé defender sola perfectamente. Silvia conoce muy bien a Andreu, quizás la que más le conoce en el mundo, más que su propia madre.

-Ay Andreu, qué equivocado estás. El público nos quiere a las dos por separado, imagina si se enteran algún día de que estamos juntas. Porque muy a tu pesar, lo vamos a seguir estando, hasta el final. Sabes que yo no soy muy de caprichos, así que habrás deducido que Ana no lo es, ni por asomo lo es. Sabes que te he querido, lo sabes y por eso estás haciendo todo esto. Pero Andreu, pasa página, yo lo he hecho.

Después de este discursito que dejó a Andreu plantado en el suelo, Silvia avanzó y me arrastró a mi detrás. Pasamos por su lado y Silvia lo miró desafiante para luego seguir con su camino. Llegamos al coche y nos sentamos las dos allí, y nos quedamos mirando a la nada.

-Eso ha estado muy bien - dije para romper el silencio.

-No sabes lo bien que me he quedado. Nadie se mete con Silvia Abril y Ana Morgade.

-Ni que lo digas, aunque aquí la única superheroina eres tú, mi amor. Gracias por defenderme - dije dándole un beso.

-No las des. Daría mi vida por ti. - dicho esto, arrancó el coche y fuimos directas al hotel.

-Oye, ¿de verdad crees que el público nos amaría como pareja?

-Nunca lo he dudado, míranos, somos adorables.

-Eso es cierto, sobre todo tu, cariño - dije acariciándole la mejilla.

-Y si no lo hacen, me dará igual. Yo sé que te quiero por encima de todo, sé que por simples opiniones no voy a dejar de quererte como te quiero, porque eso es imposible.

-Lo mismo digo cariño, nunca me cansaré de ti - dije aún con mi mano en su mejilla.

-Mira que somos cursis - dijo soltando una carcajada.

-Un poco - dije imitándola - pero contigo no me puedo contener.

Silvia paró en un semáforo y aprovechó en ese momento para besarme de nuevo. Amaba esos venazos que le daban, siempre conseguía sorprenderme con todo lo que hacía. Esta mujer es increíble, de verdad. Silvia volvió a arrancar el coche después de que otro nos pitara para darnos a entender que efectivamente, el semáforo ya estaba en verde.

-Oye, ¿y cómo crees que nos llamarían?

-¿Cómo nos llamaría quien? - dijo levantando una ceja.

-La gente, cuando se entere de que estamos juntas.

-Nos llamarían la pareja del año.

-Va, no seas tonta, que es una pregunta sería - dije riendo - sabes a lo que me refiero, ¿no? Una mezcla con nuestros nombres.

-Ah, ya. Pues SilviAna

-No me apasiona - dije haciendo una mueca.

-Pues cariño, no puedo cambiarme el nombre - dijo ella riendo.

-Morgabril - dije después de deliberar. - nuestro apellidos juntos quedan genial.

-Morgabril - dijo Silvia pensando - me gusta.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora