Capítulo 134

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-Oye, empieza a hacer frío, mejor nos vamos al hotel, ¿no? Que si nos pasa como siempre nos quedaremos aquí a dormir y no es plan.

-Joder estoy reventada, mañana tendré agujetas por todas partes - me quejé mientras me levantaba

-Bueno, la mejor manera de quitar las agujetas es...

-No empieces, que te conozco - dije poniendo mi mano delante de su boca.

-Encima que me preocupo por tu salud...

-Sí, será eso.

Llegamos al hotel y me tumbé en la cama y allí me quedé, dormida en medio de la cama. A la mañana siguiente me levanté con el pijama puesto y bien colocada dentro de la cama. Ay Silvia, cómo te quiero. Me giré para quedarme de cara a ella y cuando lo hice, vi que me estaba mirando fijamente.

-Buenos días, princesa. - dije con un hilo de voz.

Silvia sonrió y me dio un tímido beso en los labios. Se separó de ese beso, me miró con una sonrisa pícara y atacó mi boca de nuevo. Se posicionó encima de mí y yo le acariciaba la espalda mientras ella besaba y mordisqueaba mi cuello a su antojo.

-Silvia por dios, todo el día igual - dije riendo.

-Ah, ¿no quieres?

-Mmm..

Silvia siguió repartiendo besos por toda mi cara y cuello, jugando con mi boca y mi piel todo el rato. Podría haberme quedado así todo el día, entre besos y caricias. Silvia se levantó un rato después para ir a la ducha y yo me quedé en la cama para revisar mis redes sociales y preguntar cómo estaban los niños.

Ana: Ruth! Como están los peques?

Ruth no tardó nada en contestarme, sabe que me pongo histérica cuando eso pasa, y por eso siempre que tiene a mis niños tiene el móvil al lado.

Ruth: muy bien! Ahora iremos a pasear con Dani. Que sepas que Silvia tira del pelo de Alex todo el rato.

Ana: la madre que la parió, aquí presente. Diría que es genética, pero creo que el nombre solo ya influye.

Ruth: jajaja anda, calla. ¿Cómo os va?

Ana: estupendamente, mañana por la noche nos tienes aquí. Gracias por todo cielo, nos vemos

Dejé el teléfono justo a tiempo, cuando Silvia salió de la ducha. Me levanté porque era mi turno pero Silvia se quedó plantada delante de la puerta.

-¿Qué te pasa ahora? - preguntó con la ceja levantada.

-Nada, ¿qué me iba a pasar? - dije encogiéndome de hombros.

-No, por esa sonrisa de tonta que me llevas - dijo señalando mi boca.

-Nada, que soy feliz - dije rodeando su cintura con mis brazos - muy feliz. Después de estos cuatro meses necesitaba esto.

-¿Tantos polvos necesitabas? Pues sólo tenías que pedirlo, mujer.

-No me refiero a eso - dije rodando los ojos - aunque también. Me refiero a desconectar de todo, solas tu y yo. Recuperar nuestra complicidad...

-Tienes razón, lo necesitábamos. Y ahora más, que en nada viene otra vez la niña mayor, y ya verás.

-Digna hija tuya, vaya terremoto - dije estrechando más fuerte a Silvia

-Venga, vamos a disfrutar de lo que nos queda de vacaciones, ya nos lamentaremos más tarde. Tira a la ducha. - dijo empujándome hacia el baño dándome un cachetazo.

Nos arreglamos rápido y salimos a pasear por la ciudad otra vez, y acabamos igual que el día anterior, reventadas. Íbamos de camino al hotel cuando oímos nuestros nombres y sorprendidas, nos giramos para ver quién era. No vimos a nadie conocido así que seguimos andado sin hacer mucho caso, aunque aligeramos un poco el paso.

-¿Silvia Abril y Ana Morgade?

Ahora sí que lo habíamos escuchado bien. Nos giramos y vimos a un señor mayor, debía de ser un fan o alguna cosa.

-Las mismas. - dijo Silvia con una sonrisa.

-¿De qué se ríe? - preguntó el hombre serio - ¿le parece bonito?

-Perdone, ¿el qué? - pregunté con la ceja levantada.

-No hablo contigo, señorita. Conteste, ¿ le parece bonito?

-¿Qué me tiene que parecer bonito? - preguntó Silvia con la voz temblorosa.

-Romper un matrimonio con el que tenía un primogénito para empezar una relación con una... Con una mujer - dijo el hombre echándome una mirada rápida. - con una mujer....

-Ajá, con una mujer. ¿Es acaso su problema lo que haga o deje de hacer? Estoy con quien me da la gana y rompo el matrimonio que quiera. Usted no tiene que opinar sobre mi vida porque le parezca anormal o contranatura. Puede pensar lo que le de la gana, pero no exprese esos pensamientos en voz alta, o almenos no delante de mi. Ábrase un poco la mente y entienda que estamos en el siglo XXI. Muchas gracias, pase un buen día.

Después del discurso, Silvia me cogió la mano y me arrastró adelante hasta que nos alejamos un poco del señor. Se sentó en un portal y enterró su cabeza entre sus manos y empezó a llorar.

-Mi amor... No llores por favor - dije acariciando su cabeza - ya sabes que aún hay gente así...

-Ya Ana - dijo Silvia levantando la vista. - ¿pero no ves que la gente me tiene como una guarra rompematrimonios? Lo peor es que lo soy.

-No digas tonterías. No eres ninguna guarra... Bueno, en la cama cuando te lo propones...

Silvia me dio un golpe cariñoso en la pierna y soltó una risita. Yo cogí su cara y la puse encima de mi pecho para así acariciarla suavemente y darle calor.

-Silvia, hay gente que piensa eso porque son unos retrogradas. Si hubieras roto con Andreu y hubieras salido con otro tío no dirían nada, porque para ellos sería un divorcio normal. Pero al estar con una mujer lo ven todo de otro color. Es así, es triste, pero la cosa funciona así. No te sientas mal por eso cariño, no hay que hacerles caso a esta gente. Que piensen lo que quieran, porque tú y o sabemos la verdad, la preciosa verdad que nos ha rodeado siempre. Y nosotras seguiremos siendo igual de felices y estaremos igual de bien siempre. A las buenas y a las malas, ¿sí?

-Tienes toda la razón... Ay Ana, en serio, ¿qué haría sin ti?

-Pues no harías mucho, la verdad.

Llegamos al hotel y esa noche nos quedamos ahí, dándonos mimos toda la noche y hablando. Hablando de todo. Y lo bonito de nuestro matrimonio es que siempre hay nuevas cosas que contar, que a pesar de llevar tanto tiempo juntas, aún tenemos cosas que decirnos y aún nos quedan muchos te quiero que demostrar.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora