Capítulo 108

337 35 7
                                    

Miré a mi padre con la ceja levantada casi sin creerme lo que estaba sucediendo. Cogí la caja de su mano muy lentamente y mientras le miraba, la abrí. Bajé la vista hacia allí y vi un collar con una cadena muy fina de plata y un infinito hecho de brillantes. Me quedé embobada mirándolo y no me di cuenta de que me estaban hablando.

-Bueno, ¿te gusta? - dijo mi padre un poco inseguro.

-Mucho, es muy bonito - dije mirándolo a los ojos - no tenías que hacer nada.

-Sí tenía, cariño - dijo él poniendo su mano encima de mi pierna - me he comportado como un idiota. Nunca he conseguido entender este tipo de relaciones, pero tú eres mi hija y tengo que hacerlo por ti, porque te quiero y eres lo más importante para mí junto a tu madre y tus hermanos. Y si tú crees que ella es con quien quieres estar toda tu vida, adelante.

-No lo creo, lo sé - dije con una sonrisa. Después abracé a mi padre y me sentí orgullosa de él dentro de lo que cabe. Poco a poco irá comprendiendo que esto es en serio, y aunque ahora le cueste, sé que acabará cediendo.

Nos despedimos de mis padres y al cerrar la puerta, las dos suspiramos.

-Vaya, yo no me esperaba ese cambio tan repentino de opinión.

-Ni yo - dije con el ceño fruncido - ha sido raro, muy raro. Me alegro que haya pasado, per ha sido raro. ¿Le has dicho algo mientras yo no estaba?

-¿Yo? -dijo ella señalándose - yo qué le voy a decir.

-Va, dímelo - dije chinchándola -  dímelooooo

-Ay Anita, qué tonta eres. Yo no he tenido nada que ver, probablemente ha sido tu madre. Yo solo le he dicho a tu padre que respetaba su opinión, que en realidad me daba igual, porque yo sé que tú y yo no vamos a flaquear ante esa adversidad y que aunque haya mil como él que nos intente vencer, lucharemos mil y una veces, juntas.

-Te quiero - dije cogiendo su mano y andando a paso más rápido, casi corriendo.

-¡No corras que me da pereza! - dijo ella quejándose.

-¿No te apetece...? - dije levantando las cejas

-Bueno, entonces espabilo un poco - dijo ella empezando a caminar rápido también.

Llegamos al coche y me senté en el asiento del copiloto, y Silvia a ahorcajadas encima de mi.

-No te quejarás de peligro, estamos en medio de la calle - dije desabrochando su camisa

-Calla y trabaja - dijo ella empezando a suspirar.

Le abrí la camisa de golpe y empecé a besar su escote bruscamente mientras ella me toqueteaba todo el cuerpo. Estaba a punto de deshacerme de mi parte de arriba cuando sonó el teléfono de Silvia .

-No lo cojas - dije respirando agitadamente - ni se te ocurra

-No... - dijo desabrochándose la falda

Seguimos a lo nuestro hasta que volvió a sonar. Silvia se separó de mi un poco y me miró con carita de pena.

-Esta te la guardo - dije cediendo - no es bueno dejarme con el calentón.

-Lo siento, te lo compensaré - dijo ella alargando su brazo para coger el bolso que estaba a la parte de atrás. Al hacer eso, puso sus pechos en mi cara y yo rodé los ojos.

-Sí, encima sigue provocándome - dije fingiendo mal humor.

-Lo siento - dijo susurrando y sentándose en el asiento de conductor mientras con la mano que tenía libre se ponía bien la camisa. - ¿Diga?

Yo empecé a abrocharme la mía sin hacer caso a la llamada que hacía Silvia, ya que solo asentía o decía monosílabos. Colgó el teléfono en poco más de dos minutos y yo me la miré un poco incrédula.

-¿Para eso me dejas a medias?

-Era Javier. Me ha dicho que si ya habíamos decidido, y ha averiguado que era la segunda opción. Hoy mismo correrá el rumor, ósea que en nada.... En nada lo sabrá toda España.

Suspiré y asentí. Supongo que es lo que tocaba, ¿no? Lo que hay que sacrificar para conseguir estar feliz con el ser al que amas.. Aunque ese sacrificio te cueste menos que nada, porque al fin y al cabo es lo que conseguirá que acabemos con la persona con la que queremos estar todos los días de nuestras vidas.

Llegamos a la calle de casa y vimos un pelotón de gente al final de esta. Silvia frenó en seco justo al principio de la calle y hizo marcha atrás.

-¿Qué haces? - dije asustada.

-Eso de ahí son periodistas Ana

Mierda, ¿ya se habían enterado? Joder, como vuelan las noticias y qué buitres son los periodistas, con perdón que conozco a mucha gente el gremio.

-Joder, ¿dónde vamos ahora? - dije empezando a agobiarme

-Pues no sé....  - Dijo Silvia un poco asustada

Seguimos conduciendo sin rumbo hasta que llegamos a una calle muy conocida para mí. ¿Debería...? No, mejor no, no quiero liarla más. Justo cuando estábamos a punto de girar, Silvia paró en seco.

-Mira, ¿esa de ahí es Anna?

Me giré hacia dónde miraba Silvia y efectivamente, ahí estaba Anna. Iba con ropa de calle muy normalita, con sus perros uno en cada lado. Ella iba mirando su teléfono un poco distraída.

-¿Toco el claxon? - dijo Silvia maliciosa.

-Pobre, la vas a ... -Antes de poder acabar la frase, Silvia había tocado el claxon y Anna había pegado el bote de su vida. Se acercó con cara de pocos amigos y al vernos, se le escapó una risa que intentó disimular.

-Me cago en vuestra raza - dijo levantando el dedo - casi me cae el móvil del susto.

-Uy, una tragedia digna de Shakespeare. - dije rodando los ojos.

-Tu calla, gafotas. Y, ¿qué hacéis por aquí?

-Pues navegando sin rumbo... Hay paparazzis en nuestra casa y no queríamos problemas...

-Anda, ¿y eso? Si ya hace mucho que anunciasteis lo vuestro.

-Bueno, es que... - empezó a decir Silvia sin saber cómo continuar.

-Bueno, ¿qué tal si aparcas por ahí y os venís a mi casa a tomar un café y me lo contáis?

Sonreí. Vuelve a ser la Anna de siempre, y eso me reconforta.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora