Capítulo 95

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-Quita, no quiero recordar eso - dije sacudiendo mi cabeza - nunca jamás lo había pasado tan mal en mi vida.

-Pues yo tengo un buen recuerdo. Ese polvo en el hospital fue lo mejor - dijo Ana riéndose

-Bueno, eso no te lo voy a negar - dije sonrojándome un poco.

-Oye, yo quiero saber por qué tenías puesta esa bata asquerosa cuando desperté.

-¿Que bata? - dije levantando una ceja.

-Coño Silvia, la bata esa del hospital que era como de un papel raro, no sé cómo explicarte.

-Ah, ya te entiendo - dije dándome un golpe en la cabeza - me la pusieron cuando doné sangre.

-¿Diste sangre? - preguntó ella alucinando - pero si te dan miedo las agujas

-Ya bueno, debía hacerlo. Venga, que solo quedan los objetos de la final, va Anita que ya casi está.

-¿A quién diste sangre? - preguntó ella sin dejar de mirarme.

-Ana, qué más da eso ahora.

-Silvia, ¿a quién le diste sangre? - preguntó ella insistiendo

-A ti palurda, a quién sino.

Ana abrió la boca y se llevó las manos delante para tapársela. No se lo había contado porque no le veía ninguna importancia, la verdad. Era algo natural y algo muy normal donar sangre a alguien, y más si ese alguien es a quien amas.

-¿Me estás diciendo que tú sangre corre por mis venas?

-Bueno, yo no entiendo mucho de esto... Pero supongo - dije quitándole hierro al asunto mientras me reía.

-¿Y no pensabas contármelo nunca?

-No le veía importan....

No pude seguir hablando porque Ana se abalanzó a mí y me abrazó fuerte, muy fuerte. Me sorprendió la fuerza con la que me había agarrado, por eso no pude seguir hablando.

-Gracias - me susurró en la oreja.

-No me las des cariño, no las quiero. No quiero que te sientas en deuda conmigo.

-Silvia, estoy en deuda contigo. Me has salvado la vida en muchos sentidos, ni tú misma te lo puedes imaginar. ¿Por eso no me habías dicho nada? Eres más tonta...

-Ana, tú sí que me has salvado. Gracias por aparecer en mi vida y no rendirte nunca.

Nos quedamos un buen rato abrazadas pecho contra pecho. Ana me acariciaba la nuca y yo le daba pequeños besos en el hombro. Podría haberme quedado así toda la vida.

-¿Sabes una cosa? Hueles a mi - dijo Ana con una carcajada.

-¿Ah sí? - dije yo también riendo - eso es porque pasamos demasiado tiempo juntas.

-¿Tú crees? - dijo Ana cruzándose de brazos

-Sí, eres una pesada - dije sonriendo

-Pues te aguantas - dijo guiñándome el ojo.

-Qué remedio, me tienes atada - dije levantando la mano y señalando mi dedo con el anillo.

-Bueno, ¿y el crío de aquí dentro no te tiene atada? - dijo Ana acariciándose la barriga.

-Claro que sí, todo lo tuyo me tiene atada - dije acercándome a ella para darle un beso.

-Venga, aparta cursi - dijo Ana librándose de mi beso - voy a ver lo último de la caja.

-Qué bien me tratas - dije resignada y sentándome en el suelo.

Ana sacó las dos ultimas cosas de la caja. Eran dos paquetes envueltos, supongo que Ana ya se imaginó qué eran.

-No habrás sido capaz... - dijo ella empezando a romper el papel.

El primero que abrió fue mi disfraz entero de Shakira. Sí, entero, con peluca incluida.

-Te voy a pedir muchos días que te lo pongas - dijo Ana lanzándome el disfraz - como ahora mismo.

Entonces ella abrió el suyo y se encontró el traje que usó ella.

-Este no me gusta para lo que estoy pensando - dijo Ana mirándolo - cuesta mucho de poner y de sacar

-Lo cogí para el recuerdo - dije levantándome - espérame aquí, no hace falta que te pongas el tuyo - dije guiñándole el ojo. - aunque alomejor o te traigo el de Malena... Para igualar

Esta vez no había papelito, no lo puse. No quería definir en una sola palabra todo lo que llegó a pasar esa semana, así que lo dejé estar. Solo podía pensar en la final del mejor programa al que había estado y en cómo el público se enteró de que estábamos juntas por fin.

Flashback.

Ana ya se encontraba realmente mucho mejor. Ya hacia vida normal y podía comer lo que le daba la gana, como siempre vaya. El médico le había dicho que la semana que viene tenía que venir dos días, así que Ana estaba un poco cabreada.

-Joder, ¿dos días? ¿No podrían hacérmelo todo a la vez?

-Cariño, son muchas pruebas y a tu cuerpo le sentaría mal eso. - dije intentando calmarla.

-No sé yo - dijo ella sacando la maleta del taxi - me molesta. Yo me quería ir de vacaciones contigo después de acabar, pero esto del médico me lo ha jodido todo.

-Bueno Anita, habrá tiempo de sobras para ello, tranquila. Lo primero es que te recuperes y que no haya peligro de que te vuelva a pasar.

Pareció que Ana se calmaba un poco y me alegré. Cuando Ana se enfada es muy peligrosa, en serio. Me da hasta miedo a veces, pero nunca se lo digo porque sino se enfada más y ya la hemos liado.

Llegamos a nuestra habitación de hotel y nos la encontramos abierta. Ana abrió la puerta pegándole un puñetazo para dejar al descubierto el intruso. Al asomar las cabezas vimos quién era y nos reímos.

-Joder, sí que habéis tardado - dijo Ruth tirada en la cama - ya me estaba pudriendo.

-A ver si es verdad y lo haces de una vez, pesada - dijo Ana cerrando la puerta tras de mí.

-¡Oye! ¡Que te dejé mi coche para ir en busca de tu amor! Y encima me lo devolviste sin gasolina casi, rata.

Ana fue hacia Ruth y se tiró encima de ella. Ana empezó a hacerle cosquillas y a darle pequeños golpes y Ruth casi se ahoga de la risa.

-Vale, ya me callo joder Morgade, eres una agresiva

-Te lo merecías, por haber entrado en nuestra habitación sin permiso.

-Ah por cierto, ¿qué querías? - dije riendo ante la imagen de esas dos locas

-Nada, pediros consejo, como siempre. ¿Creéis que ya va siendo hora de hacer público lo mío con Edu?

-Pues yo creo que si, no estaría mal - dije yo sentándome en el borde de la cama - estáis casados y todo, deberíais hacerlo público, si.

Ana no decía nada y se miraba las manos. No entendía su reacción pero sus razones tendría y no la quise presionar mucho. Estuvimos hablando un par de minutos más y luego empezamos a deshacer las maletas mientras Ruth seguía tirada en la cama. Entré en el baño y oí como hablaban de algo, pero no era capaz de distinguir qué decían. Me apresuré a acabar porque tenía curiosidad y cuando abrí la puerta, se callaron.

-Eh, marujas, ¿qué tramáis?

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora