Capítulo 72

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Yo seguía corriendo sin ver nada, las lágrimas me cegaban. Corría con el vestido en las manos intentando no caerme. Llegué a la salida y me econtré la puerta cerrada. Mierda.

-Silvia, ¿dónde vas?

Me giré y vi a Tinet que me miraba con mala cara. Encima de tener que pasar el peor rato de mi vida, alomejor me echaban la bronca de mi vida.

-Yo... Lo siento, me he ofuscado.

-¿Te ibas a ir de verdad?

¿Lo iba a hacer de verdad? ¿Hubiera sido capaz de hacerlo si la puerta no hubiera estado cerrada? No lo sé, creo que soy demasiado cobarde para hacer eso.

-N... No.

-¿Qué pasa Silvia? Sé que es incomodo tener a tu ex aquí, lo sé y luché para que eso no pasara, pero no pude hacer nada. Todo estaba muy bien planeado, hasta demasiado.

-Lo sé... Tranquilo Tinet, ya vuelvo.

Cuando llegué a su altura me abrazó y me susurró una frase al oído que puede que jamás olvide en mi vida. Iba de camino hacia el ascensor cuando me di cuenta que ya era mi turno. Respiré hondo y subí al ascensor con Andreu, apenas sin mirarlo a la cara.

Salí e hice mi mejor papel, mejor de lo que me esperaba. Transmitía buen rollo y gracia, como siempre. Miraba a Ana y la veía triste y apagada. No podía ver eso, no podía.

Seguí al guión a la perfección, hasta con una sonrisa en los labios. Ahí es donde me di cuenta de que soy una actriz de premio, de verdad. La gala siguió, hasta casi ganamos. La verdad es que hasta me alegré de no hacerlo, quería liberarme de él lo antes posible.

No hablé con Ana en toda la gala. Solo nos lanzábamos miraditas, algunas expresando dolor. De camino al vestuario iba yo sola, me había quedado con Ángel en el plató hasta un poco más tarde que los demás. Iba de camino y me encontré a Andreu apoyado en la pared, aún con el vestuario de Tony Bennet.

-Qué, ¿pensando cómo dejar a tu mujercita?

Ignoré su comentario y seguí andando. Pensaba que se había quedado allí quieto sin hacer nada, pero al cabo de pocos pasos noté como me agarraba del brazo y me giraba bruscamente.

-Mas te vale hacerlo Silvia, más te vale.

-Andreu, déjame. – dije soltándome de su agarre.

Una vez en el vestuario todos fueron yéndose y Ana se quedó a esperarme. O tardó más a propósito, no sé. Tenía el corazón en la mano, era verla y que me dolieran hasta las pestañas. ¿Cómo iba a hacerle tanto daño? ¿Cómo podía evitar que se le rompiera el corazón? ¿qué debía hacer? No podía hacerlo, no podía. No sabía qué decirle ni cómo encarar la situación. ¿Y si le contaba la verdad? Pero si se la contaba, la pondría a ella en el punto de mira.

-Ana – empecé a decir.

Ana se giró para mirarme y al verme la cara, la sonrisa se le borró. Puso cara seria, con ella transmitía dolor puro con solo haberla mirado, no me podía imaginar cómo acabaría aquello.

-Ana, yo... Yo... No puedo seguir con esto.

-¿Pero qué dices Silvia? Estamos mejor que nunca – dijo Ana empezando a temblar.

-Ana...

-Mírame a la cara y dime que no me quieres.

Se acercó a mí y se quedó a milímetros de mis labios, notaba su respiración en los míos. Sus ojos estaban abiertos como platos, inundados en lágrimas. ¿Cómo iba a cortar con ella si me pedía que le dijera eso? No podía mentirle mientras la miraba a los ojos, no podía. Dios, esto me está matando por dentro. Es como si con cada palabra que le dijera dejara de funcionarme un órgano. Cerré los ojos, inspiré profundamente y los abrí. No enfoqué la vista, no miraba a Ana a los ojos directamente, solo veía algo borroso.

-No te quiero – lo solté y cerré la boca. Parpadeé y los volví a abrir, esta vez enfocando. Vi los mismos ojos, en la misma posición.

-No te creo

Me alejé de ella y empecé a llorar. ¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía hacer que me dejara en paz y empezara a vivir su vida, sin sufrir más? Era inevitable que las dos sufriéramos, pero se me estaba haciendo muy difícil. No podía dejar de pensar que nunca más volvería a besar sus labios, que nunca más la abrazaría y que nunca más la vería sonreír.

-Silvia, dime la verdad. Sé que me quieres tanto como yo a ti, dime lo que pasa de verdad, por favor.

-Ana, no te quiero y no te he querido. Con esto que ha pasado hoy me he dado cuenta que has sido un capricho. Yo debo estar con Andreu.

Dios, me hubiera dolido menos que me arrancaran todas las extremidades. Nunca jamas me había dolido más expresar unas palabras, nunca jamás había sentido menos lo que había soltado por mi boca.

-Sigo sin creerte. –dijo ella parpadeando. – no te creo y no lo haré. Sé que lo nuestro no ha sido solo un capricho, lo siento en el corazón. Sé que algo está pasando, y lo averiguaré. – cogió el bolso y se fue.

Me dejó atónita, totalmente perpleja. A pesar de todo lo que le había dicho, Ana seguía luchando por que lo nuestro siguiera adelante, para que por fin pudiéramos estar juntas. Ojalá pudiera contarle todo lo que ha pasado, ojalá pudiera usarla como soporte y como ayuda ante este problema. Pero no, tenía que resolverlo y encontrar la manera yo sola. No quería involucrarla y que saliera ella también herida. No quería que le pasara nada. Si Ana sufre, yo sufro el doble solo con verla sufrir. Sé, muy a mi pesar, que ahora estará sufriendo más que nunca, lo sé, pero debí hacerlo.

Salí del vestuario mirando hacia el suelo, y cuando levanté la vista vi que Andreu salía de detrás de a cortina.

-Bien hecho. Ahora te vienes a casa, ¿no?

Me fui acercando a él lentamente, sintiendo cada paso que daba. Él me miraba, con una cara segura y con una sonrisa irónica.

-Que haya cortado con Ana no significa que vaya a volver contigo.

Dicho esto, y mirándolo a los ojos con una mirada penetrante, me giré y seguí mi camino. Tenía un plan, un plan no muy legal, pero iba a ejecutarlo.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora