Capítulo 20

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Relatado por Silvia Abril

Me levanté muy temprano. Era martes y volvería a ver a Ana. Quería hablar con ella porque no sé por qué razón no habíamos hablado casi nada durante esta semana, las dos estábamos muy secas la una con la otra. La verdad es que cuando volví aquel día a casa y estuve con mi hija y Andreu me asaltaron las dudas. No las dudas de querer o no querer a Ana, eso lo tenía clarísimo; amaba a Ana y no lo podía evitar. Me asaltaron las dudas de la moral. ¿Debía cortar con Andreu ahora o quizás esperar? Si esperaba no veía justo ver y estar con Ana, porque los tres saldríamos heridos. Por un lado no deseaba otra cosa que estar con ella, porque estaba enamorada hasta las trancas. Por el otro lado, también quería a Andreu y no quería hacerle daño, ya le había hecho suficiente.

El lunes le había dicho a Ana que cogiera el tren de antes, que quería hablar con ella tranquilamente. A las 10 del día siguiente me llamó y me dijo que estaba en el hotel, así que salí de mi casa y en menos de un cuarto de hora ya había llegado.

Subí hasta la habitación de Ana y llamé a la puerta. No tardó nada en abrirme. Le di un abrazo, ya que las dos no sabíamos cómo saludarnos ni mucho menos como empezar a hablar.

-Silvia, voy a ir al grano – dijo ella. – Las cosas no pueden seguir así. Mientras nosotras estamos juntas, Andreu te espera en casa con la niña, y pensar en eso me duele. No puedes estar con dos personas a la vez, y lo sabes...

-Ana, pero yo te quiero...

-Silvia, y yo a ti, no lo dudes nunca. – dijo cogiéndome de las manos – pero te tengo que pedir que elijas entre él y yo. No te pido que lo hagas hoy, ni mañana, ni pasado. Pero entiéndeme, no puedo seguir besándote ni hacer el amor contigo pensando que luego en tu casa tienes a tu marido esperándote.  Siento si soy brusca, pero no tengo otra manera de expresarlo... Sé que me dijiste que lo dejarías, lo sé, no te estoy metiendo prisa. La semana pasada me di cuenta de que el que más puede llegar a sufrir por todo esto es él.

-Ana, lo sé. Sé que tengo que elegir y te elijo a ti. Pero ahora no es el momento de dejar a Andreu, aún no. Te pido que me esperes, que esperes a que las cosas sigan su camino y fluyan , y que recuerdes que tarde o temprano podremos estar juntas sin ninguna barrera.

Las dos estábamos llorando. Nos amábamos pero eso era demasiado complicado para asimilarlo a la vez y tan rápido. Debíamos darnos un tiempo y pensar en todo lo que nos había pasado y como un amor pudo haber crecido tanto en tan poco tiempo.

-Ya no se te nota el chupetón Morgade – dije para romper la tensión.

-Ya, menos mal – dijo con una sonrisa y poniéndose la mano encima de su cuello.

Me acerqué a ella y me puse de puntitas para darle el ultimo beso por el momento, al que ella no se apartó. Nos separamos y nos envolvimos en un largo abrazo, sabiendo que en un tiempo no iba a volver a pasar.

Salimos de la habitación y fuimos a Gestmusic,  en silencio. Habíamos llegado muy pronto, pero como tampoco teníamos nada que hacer fuimos al plató. Nos pusimos a hablar con los bailarines, Myriam y Arnau, y pasamos así un buen rato, sin pensar en todos nuestros problemas personales.

Por la tarde volvieron todos al hotel pero yo me fui a casa. La niña no estaba muy fina aún y prefería pasar la noche allí, mañana ya iríamos de fiesta todos juntos, aunque después de la conversación que tuve con Ana no tenía muchas ganas de nada.

Llegué a casa sobre las 7 de la tarde y no había nadie ya que Andreu se había llevado a la niña al médico para que le hicieran un chequeo. Me senté en el sofá y me quedé allí, en silencio. Solo podía pensar en el sabor de los labios de Ana y en lo doloroso que había sido para las dos darnos un tiempo y estar separadas, hasta que las cosas se calmaran.

Andreu y Joana llegaron sobre las 8 de la tarde. Yo seguí en mi mundo, y salí de él cuando mi hija saltó encima de mí gritándome a los cuatro vientos.

-Mami hola – dijo dándome besos por toda la cara – papi me va a llevar a casa la yaya.

Miré a Andreu con cara extrañada. Él me sonrió y le dijo a Joana que fuera a buscar sus peluches a su habitación que nos íbamos.

-Te invito a cenar fuera, ¿te parece? Hace mucho que no hablamos ni pasamos tiempo juntos – dijo sentándose a mi lado y dándome un beso – venga, ve a arreglarte.

La verdad es que me pareció un gesto muy bonito por su parte, no me lo esperaba. Últimamente había estado distante con él, pero porque Ana entró en mi vida y solo tenía ojos para ella. Pensé que sería una buena idea salir y no pensar en ello.

La cena fue estupendamente. Nos reíamos y hablamos de todo un poco. Andreu me contó que tenía planes para hacer un nuevo programa, y quería que estuviera en él.

Llegamos a casa y abrimos una botella de champán. Me apetecía muchísimo tomar un par de copas mientras veíamos la televisión y charlábamos como en el restaurante. Pero no fueron un par de copas, fueron un par de botellas. Un par o tres, eso ya no lo sé. Los dos estábamos muy risueños y haciéndonos bromas

-Estás preciosa – dijo él parando de reír y mirándome a los ojos – Eres preciosa – repitió.

Se fue acercando a mí y me besó una vez y se apartó unos milímetros, ya que él también había notado que estaba muy seca y no quería forzar la situación. Me quedé paralizada en mi sitio, pero volví a besarlo y no de manera tímida. Me coloqué encima suyo y los besos cada vez iban subiendo más de temperatura.

Andreu se levantó y cogiéndome del culo me llevó a la cama. Allí lo hicimos dos veces, hacía mucho que no tenía sexo con mi marido. Cuando acabamos yo no sabía ni lo que sentía ni por qué lo había  hecho.

-Te quiero nena – dijo él dándome un beso en la frente para luego acurrucarse a mi lado.

Lloré en silencio. No sabía qué había pasado y por qué lo había hecho, pero me gustó, me gustó mucho. Sé que no debería sentirme culpable por ello, porque es mi marido, pero me sentí culpable por Ana. Justo la misma noche que cortamos, me tiro a mi marido. Si se entera no me vuelve a dirigir la palabra, y la pierdo para siempre. Sentía que la había engañado pidiéndole que me esperase mientras yo en mi casa hacia el amor con mi marido. Me dormí llorando, pensando en cómo iba a dejar yo a Andreu después de esto, las dudas no paraban de asaltarme ¿Quería dejarlo en realidad?

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora