Capítulo 42

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Relatado por Silvia Abril

Salí de mi habitación llorando. No me podía creer lo que acababa de pasar. Ana me había pedido que la olvidara, que pasara página y que siguiera con Andreu, después de todo lo que hemos luchado para conseguir que lo nuestro saliera bien. Mi instinto fue odiarla, odiar a esa mujer que tanto daño me había hecho hacia apenas 5 minutos... Lo peor de todo es que no soy capaz, no soy capaz de tener un sentimiento malo en su contra... Cuando pensaba en ella solo podían venirme a la mente cosas buenas... Nuestros momentos tan maravillosos e intensos... No podía creer que todo hubiera acabado así, tan mal...

Sin darme cuenta había salido del hotel y me dirigía a mi casa. A la casa de siempre con Andreu. Me dije que por qué no, por qué no debería ir. No quería estar con Ana, quería dejarle su espacio para pensar.

Piqué al timbre y le dije a Andreu que me dejara pasar. Al llegar arriba lo vi plantado en la puerta.

-¿Qué pasa? – dijo él mirándome de arriba abajo. Debía traer una mala cara impresionante, porque hasta Andreu se percató que algo no iba bien.

-No.. Nada. Que hoy quería quedarme aquí con la niña, si no te parece mal... Me ha dado mucha pena separarme de ella y... Y yo puedo dormir en el sofá si te parece bien.

-Ningún problema, claro. Estará encantada, ya me estaba diciendo que te echaba de menos.

Me fui al cuarto de mi hija y al verme se le iluminó la cara. Me quedé toda la tarde con ella, ya que Andreu tuvo que irse a trabajar. Suerte que yo no tenía más ensayos y podía estar allí con ella.

-Mami, ¿por qué no está Ana? – dijo la niña después de un rato en silencio.

-No está porque tenía que hacer unas cositas – dije yo con la voz rota

-¿No va venir a verme? – dijo ella triste.

-Claro cariño, algún día volverá.

Me destrozó decirle eso a mi hija. Nunca jamás la había visto querer tan rápido a alguien. Me daba muchísima rabia que Ana se creyera que era lo mejor para todos, ya que no era así. Las dos estábamos destrozadas y no habían pasado ni 24 horas. Cuando estaba aún sumergida en mis pensamientos, llegó Andreu.

-Hola Silvia, ¿qué haces?

-Pues aquí, jugando con Joana un rato – dije mirándolo

-Pero si está dormida – dijo él de golpe

Me giré y vi que mi hija estaba acurrucada en su cama y durmiendo plácidamente. Entonces me levanté y me fui de la habitación cerrando la puerta.

-Esta tarde me han llamado los de dirección de TCMS. Me han invitado a una gala. - dijo Andreu mirándome y sonriendo.

-¿Para actuar?

-Sí, contigo.

-¿Cómo?

-Pues sí, no sé. Me ha llamado una tal Laia. Se ve que estuvo hablando con un amigo y le dio la idea de invitarme. Me ha dicho que aún no lo ha consultado pero que en principio que sí... ¿Te parece mal?

-Em.. No, no, genial. Sé que te hacía mucha ilusión...

-Sí, así es.

-Bueno, me voy a dormir ya –dije dirigiéndome al comedor – Buenas no...

Antes de poder acabar la frase Andreu me había empotrado contra la puerta y me había empezado a besar sin control.

-Andreu, para, para. ¿Qué haces? – dije aún presa por su abrazo

-Va Silvia, sé que has vuelto porque habéis tenido problemas en el paraíso. Sé que has vuestro porque echas de menos mis besos, mis abrazos, mi manera de empotrarte contra la pared... – dijo aún besando mi cuello.

-Andreu por favor, para.... – dije internando deshacerme de su contacto. – Andreu joder, ¡basta! – dije empujándolo para que me dejara.

-No te entiendo, ¿por qué vuelves? Si con la Zorra esa te va tan bien, por qué vuelves a esta casa. Para calentar pollas, ¿o cómo va la cosa?

-Andreu, no digas eso que no va contigo. Con Ana iba muy bien, fenomenal, pero ella es demasiado generosa como para ser feliz.

-Bueno, me alegro. Pero yo soy demasiado egoísta para que te quedes aquí. Vete, por favor. Y te voy a pedir otra cosa, deja de jugar conmigo de una vez.

Cogí la puerta y me fui. ¿Por qué todo era tan complicado? ¿Por qué la vida me jugaba esa mala pasada? Yo no había elegido enamorarme de una persona, no había querido herir a nadie y al final todos lo estábamos. Pero luego empecé a pensar. Si no estás dispuesta a luchar, el silencio te matará. No dejes que el miedo te silencie. Tienes voz, así que úsala. Habla alto, levanta el brazo, grita tu respuesta. Sea lo que sea, encuentra tu voz y cuando lo hagas, siente el puto silencio. Yo ya había encontrado mi voz. Mi voz era Ana, Ana había hecho que yo disfrutará de mi propio silencio.

El tema con Ana tendría que esperar, tenía que planear alguna cosa para hacer que todo volviera a ser como había sido semanas antes. Decidí olvidarme de todo y pasármelo bien. Cogí el móvil, marqué el número y le di al botón de llamar. Me contestó en seguida.

-¿Silvia? – dijo Ruth al otro lado de la línea - ¿dónde estás? ¿Pasa algo?

-No nada. ¿Estás en tu habitación?

-Sí, ¿por?

-No habré interrumpido nada, ¿no? – dije soltando una risita.

-Qué va, tengo la regla – dijo Ruth soplando

-Vaya, mira tú qué bien. En poco rato estoy allí.

-¿Y Ana?

-Ya te contaré cuando llegue. Hasta ahora.

Colgué y me dirigí hacia el hotel. Cuando llegué no presté atención a quien había en la discoteca, no quería saber si Ana estaba allí o no. Me fui rápidamente a la habitación de Ruth y me encontré la puerta entreabierta.

-Pasa cari – dijo Ruth desde dentro.

Entré y cerré la puerta tras de mí.

-Hola Ruth. Mira te tengo que contar tantas co.... Espera, ¿QUÉ LLEAVS AHÍ? – dije gritando y saltando al ver lo que Ruth traía.

-Joder, no se te escapa una.

-¿es lo que yo creo?

-Sí... Me caso – dijo Ruth enseñándome el dedo mientras que se le iluminaba la mirada.

Flashback [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora