Capítulo 18

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Pechugas de pollo agridulces, ensalada, y varias hortalizas horneadas. Comida sana, sencilla, pero muy sabrosa, había que admitirlo. Se sentía complacida con eso. Con lo que no estaba tan complacida era con el hecho de que estaba comiendo sola. Ya hacia un rato que Orlando revolvía su comida sin probar bocado. Y no es que lo estuviera vigilando. Tal vez si estuvieran charlando, no lo habría notado. Pero que además de no comer, estuviera constantemente con la vista fija en el plato y no dijera ni media palabra... Francamente era una situación incómoda.

Ella misma termino dejando los cubiertos a un lado para observarlo, pero él ni lo noto. Parecía sumido en sus pensamientos, como si estuviera muy lejos de allí.

-Te sientes bien?-le pregunto al fin.

Orlando levanto la cabeza y la miro algo confundido.

-Perdona... que dijiste?

-Pregunte si te sientes bien.

-Sí, estoy bien.

-Entonces, porque no comes?

-Yo... no tengo hambre.-dijo con un suspiro y soltando el cubierto sobre el plato.

-Deberías comer...

-No me va a hacer daño por una noche. Come tú, esta sabroso.

-Como lo sabes? No has probado bocado...

-Se cómo cocina Susy, siempre está bueno...-dijo sonriendo un poco.

-Confiare en tu palabra, pero yo tampoco quiero más. No me gusta comer sola.

Orlando la miro un momento y luego recogió su tenedor y se llevó un bocado a la boca con una sonrisa forzada.

-Vamos, come...-la insto.

Kirsten le obedeció, pero siguió vigilándolo atentamente. Estaba haciendo un verdadero esfuerzo, y eso la halagaba. Pero por otra parte le parecía una tontería.

-Basta... deja eso.

-Qué?-dijo sorprendido- Estoy comiendo... como querías.

-No quieres comer realmente, Bloom.

-No, pero te acompañare. No sería buen anfitrión si no lo hiciera, verdad?

-Tú no eres mi anfitrión... eres mi patrón.

El levanto una ceja, y sacudió la cabeza, como si no le gustara el mote.

-Vaya... que feo suena eso.-dijo lentamente.

-Si... tienes razón. Bueno... jefe, empleador... dile como quieras. El caso es que no estoy de visita, y no tienes obligación de agasajarme, así que no sigas comiendo. No tienes deseos, va a terminar cayéndote mal.

Él se quedó viéndola con el tenedor en la mano, y al ver que Kirsten seguía comiendo, dejo el cubierto en la mesa.

-Gracias.-le dijo- De verdad no tengo apetito.

Se puso a juguetear con la servilleta, otra vez con la cabeza bastante lejos de allí, hasta que un movimiento, lo trajo de vuelta a la realidad. Levanto la cabeza y vio que Kirsten estaba observándolo en silencio, con los brazos cruzados sobre la mesa. Cuanto hacia qué estaba haciendo eso?

-Lo siento... creo que me distraje. Dijiste algo?

-Ni una palabra.-respondió ella- Lo mismo que tú, los últimos diez minutos...

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