Capítulo 101

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-Eres un cabeza dura... te dije que no corrieras.

Orlando se dejo caer sobre la cama tratando de hacer oídos sordos a las protestas de Kiki. Pero era bastante difícil, sobre todo porque tenia razón y lo sabia.

Después que hubieron desempacado y de tomar algo fresco, se habían puesto los trajes de baño y se habían ido a caminar por la playa. Era un día esplendido y había que aprovecharlo, le dijo a Kiki. En realidad allí todos los días eran esplendidos, a menos que hubiera una tormenta tropical o un tornado, y eso es algo que nunca había visto por allí... Después de caminar un rato sobre la arena, abrazados y besándose repetidamente, se metieron al agua. Juguetearon un rato y Orlando nado un poco. No consiguió que Kiki lo siguiera. Allí comenzó a protestar de que quizás era muy pronto para su pierna, para después argumentar si no habría tiburones y luego confesar que nadar en el mar la asustaba un poco. Así que se quedo prudentemente cerca de la orilla, mirando como él lo hacia, algo preocupada, hasta que lo vio salir, chorreando agua y se echo a su lado en la arena húmeda.

-Tienes razón... Me parece que aun no estoy listo.-dijo masajeándose la pierna.

-Te lo dije...

-No se supone que el agua cálida es buena para las contracturas?-protesto él.

-Si, pero no para que nades en ella. Estas haciendo un esfuerzo para el que la pierna aun no esta preparada. Solo sumerjela en el agua, pero quédate quieto, relájate.

Orlando asintió con fastidio y los dos se adelantaron un poco en la arena, de modo de dejar sus piernas dentro del agua. Después de un rato Orlando sintió que se aflojaba un poco la tensión, aunque el dolor seguía allí. Echo la cabeza hacia atrás y cerro los ojos, gozando del sol.

Kiki lo miro sin pudor por un momento, aprovechando que tenia los ojos cerrados. Su cabello mojado caía hacia atrás, formando rizos grandes y lustrosos. Las gotas resbalaban por su cara, su cuello y su pecho desnudo trazando caminitos brillantes sobre sus músculos, hasta perderse en su traje de baño. Se quedo con la vista clavada allí por un momento. Le parecía especialmente atrayente como Orlando lucia esa prenda, por debajo de la cadera, apenas sobre el pubis. Casi no dejaba nada librado a la imaginación... Sintió un sobresalto en la boca del estómago y subió rápidamente la mirada hacia su cara para ver si él había advertido como lo miraba. Pero Orlando seguía en esa pose placida de semi-abandono, que resultaba muy sensual a su gusto. Todo él era sensual... no sabia que tanto lo notara. Porque no era un tipo afectado o que se mirara al espejo constantemente. Tal vez era eso, esa especie de descuido en su aspecto, de desparpajo hasta para la desnudez, como si fuera algo natural... Vio una gota resbalar por su abdómen y tuvo que contener el impulso de tocarlo para detenerla.

Suspiro en forma audible, sintiéndose súbitamente acalorada, y Orlando giro la cara hacia ella, haciendo visera con una mano.

-Que tienes?

-Hace mucho calor...-dijo sonriendo nerviosamente.

-Quieres entrar?

-Si, sera lo mejor...

-De acuerdo... entonces-se puso de pie- te juego una carrera!

Salio disparado hacia la casa, y Kiki se levanto de un salto, bufando y corriendo tras él. Desde la retaguardia podía ver que corría rengueando. Es que nunca iba a hacerle caso?

Después de eso se había saltado los escalones de la entrada de dos en dos y se había dejado caer sobre la cama con gesto de dolor, pero muerto de risa.

-Ay, ay... por Dios... me duele...- se rio.

-Pues aguántate... ya no se como decírtelo. Vinimos hasta acá con la promesa de que ibas a descansar y cuidar esa pierna. Si no quieres hacerlo, allá tú... pero no quiero escuchar mas quejas. Voy a ducharme...

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