EPÍLOGO

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-De verdad nada podemos hacer?

-Nada de nada, no seas pesado y duérmete.

Ya hacia más de dos horas que estaban en la cama, después de charlar hasta por los codos, hasta que Kiki había decidido que era hora de dormir y habían apagado las luces.

-No tengo sueño...

Silencio.

-Tampoco yo...-dijo Kiki al fin.

-No podemos charlar al menos?

-Y que se supone que estamos haciendo?

-Prende la luz...

Kiki extendió el brazo y encendió la lamparilla para luego volverse en la cama y ver a Orlando de frente. Este la miraba sonriendo y tenía un aspecto soñoliento. Si tenía sueño, a ella no la engañaba, era que no quería dormirse.

-Qué te pasa, estrellita?-le dijo con intención.

-Oh no! No me desafíes, doctora corazón... Acaso quieres pelear?

-Bueno, si con eso te saco otras ideas perversas de la cabeza...

-Perverso yo? Ya ni me acuerdo como se hace...-se quejó.

Kirsten no pudo evitar una carcajada, y le dio un beso suave y cariñoso.

-Eres terrible...

-Bien que te gusta que sea así.

-Me encanta... pero no es el momento.

-No, ya se...-dijo algo molesto- Pero... no podríamos al menos imaginarlo?

-Imaginarlo?

-Sí, hagamos el amor con la imaginación...-dijo levantando la mano en el aire y haciendo un gesto algo obsceno.

-No seas cerdo!-se rio ella- Mejor pensemos... en cuando si podamos y en que sea algo bonito, y... Sabes que me gustaría?

-Qué?-pregunto el con los ojos brillantes.

-Cuando estés en condiciones, me gustaría... volver a la isla.

-De verdad?

-Si! Podríamos volver... y empezar todo de nuevo.

-No te comprendo.

-Claro! Que me enseñes a hacer el amor...-le dijo insinuante pero risueña.

Orlando frunció el ceño y se fingió ofendido.

-Oye, tan malo soy, que ya se te ha olvidado?

-No, tonto! Al contrario... fue tan bueno, que quiero fingir que lo olvide, y que lo repitas otra vez. Sería divertido... todo de nuevo, pero sin los nervios de la primera vez...Que dices?-le respondió levantando las cejas.

-Que me encanta.-la beso- De acuerdo, es un trato. En cuanto esté en condiciones, nos vamos a la isla. Pero me pregunto... hasta entonces, que?

-Que de qué?

-Vamos Kiki! Hablo en serio... Como vamos a ... tu sabes.

-De a poco... suave... con paciencia. No te puedes esforzar mucho, ni hacer movimientos bruscos. Así que habrá que esperar.

-Mmmm... está bien, que remedio. Ven acá...

Orlando extendió el brazo y Kirsten se acomodó en su hombro abrazándolo.

-Orlando...

-Qué?

-No sé si debo preguntarte esto... justamente esta noche.

Solo por hoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora