Capítulo 30

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No le dejo terminar la frase. Puso el auto en marcha y lo acelero un par de veces, antes de meter los cambios. Entonces subió el volumen de la radio al máximo, y se volvió hacia él, sonriendo.

-Agárrate...

Puso la marcha atrás y saco el auto casi derrapando para luego tomar la carretera a toda velocidad, mientras lanzaba un grito de alegría.

Orlando se quedó un momento paralizado por la sorpresa, pero reacciono después de unos pocos segundos poniéndose el cinturón apresuradamente.

Luego se volvió para mirar a Kirsten, que parecía transformada. Cantaba la canción a voz en cuello y tenía una enorme sonrisa en su rostro, como si de veras lo estuviera disfrutando.

-No eres tú... no puedo creerlo!-tuvo que gritar por sobre el sonido de la música.

-Pues créetelo amigo! Hay más de una mujer sentada en este asiento!-le respondió en el mismo tono.

El lanzo una risotada y un grito de alegría, nada le gustaba más que sentir esa adrenalina, y hacia tanto tiempo...

Para Kirsten resultaba algo parecido. La carretera estaba desierta aunque un poco húmeda, pero ella era excelente conductora y se sentía segura, así que acelero más, y en un impulso, bajo las ventanillas para que el viento les diera en la cara. El Audi se lanzaba como una flecha, por la calzada, era veloz, fácil de maniobrar... y ella se sentía en la gloria. Como si tuviera diez años menos...

-Kirsten... baja la velocidad.

-Qué? Que dijiste?!

-Me estoy mareando! Baja la velocidad!

Se volvió rápidamente hacia él, mientras quitaba el pie del acelerador instintivamente. Orlando estaba aferrado a la manija de la puerta, con fuerza, muy pálido y parecía francamente descompuesto.

-Rayos!

La imagen la volvió rápidamente a su habitual dominio médico y le hizo abandonar su momentáneo descontrol. Redujo la velocidad y saco el auto de la carretera, deteniéndolo en la banquina. Casi antes de que se detuviera, Orlando se sacó el cinturón torpemente, abrió la puerta y se bajó con rapidez alejándose unos pasos. Entonces se inclinó... y vomito.

Llego rápidamente a su lado, y lo sostuvo de la cintura, mientras se maldecía internamente, para luego ayudarlo a llegar nuevamente hasta el asiento del auto, donde se dejó caer con aire agotado.

-Diablos...-murmuro el- allí se fueron el café y las donas, con lo que lo había disfrutado...

Kirsten le reclino un poco el asiento y lo obligo a recostarse, mientras le tomaba el pulso.

-No exageres doctora... estoy bien. Ya paso.-protesto.

-Déjame verte, cierra la boca...

Pero de veras parecía estar bien, le habían vuelto los colores y parecía completamente normal.

-No te preocupes, solo se me volteo el estómago. Creo que olvide ese consejo de que cuando vas a mucha velocidad, no tienes que mirar a los lados...-se rio.

-Lo lamento Orlando, de veras lo lamento...-se disculpó.

-Porque? Tú no tienes la culpa de nada.

-Por supuesto que sí! Esto fue una absoluta tontería, una imprudencia!-dijo cerrando la puerta y dando la vuelta para subirse.

La siguió con la mirada mientras ella subía, se ajustaba el cinturón y ponía el auto en marcha.

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