Capítulo 98

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Se paro frente a él e inspiro hondo, y sin dejar de mirarlo a los ojos... empezó a quitarse la ropa. Una a una las prendas fueron cayendo a su alrededor hasta quedar completamente desnuda. Orlando la recorrió con la mirada, sintiéndose rápidamente excitado. Pero intento mantenerse alerta, esta era una experiencia que no había planeado. Y el que ella hubiera tomado la iniciativa lo tenia asombrado, y encantado a la vez.

-Ahora dime...-susurro ella- que quieres que haga?

Orlando la miro con ansiedad un momento, y luego echo las mantas a un lado.

-Ven acá...

Kiki se tendió a su lado y se acurruco contra su cuerpo, mientras el comenzaba a acariciarle la espalda con suavidad. Levanto la cara hacia él, y vio la pasión crecer en sus ojos. Tenia unos ojos tan expresivos! Entonces el bajo la cabeza y comenzó a besarla largamente, pero sin apuro, mientras seguía acariciándola, recorriendo despacio todo su cuerpo. Kirsten no sabia que hacer, casi mareada por el beso, no lograba coordinar bien sus pensamientos. Sabia que debía hacer algo, era la idea, no quedarse tiesa como una estaca y dejar que él hiciera el trabajo. Había pensado en que él le diera indicaciones, pero no le había dicho nada, así que se dejo guiar por el instinto y también comenzó a acariciar su pecho desnudo con algo de temor, y manos temblorosas.

Orlando separo su boca de la suya y miro todo su cuerpo, rendido a su lado. Reprimió el impulso de echarse sobre ella con rapidez, e inspiro profundamente. Había cambiado de opinión... y solo en un segundo. Este no solo había sido un gran paso, había sido casi un salto. Habían pasado de que quizás las cosas volvían atrás, a la cama casi sin escalas. Le parecía excesivo... Pero a la vez, no quería que ella se cohibiera ahora que había hecho un avance tan importante. Solo que harían las cosas a su modo, despacio, y con ritmo lento...

-Escucha Kiki...- le dijo con su cara pegada a la de ella, y sin dejar de acariciarla- Vamos a ir despacio...

-Pero yo quería...-protesto ella.

-Se lo que quieres, y yo también lo quiero. Pero hazme caso... no hace falta que vayamos directo a... No es la forma, entiendes? Estoy feliz de que desees complacerme y nada deseo mas que complacerte. Pero no se trata solo de tocarse... Se trata de estímulos, de preámbulos, y para eso se necesita tiempo. No quiero que nos saltemos etapas, no hace falta, te lo juro... Ya hemos dado... un salto enorme. Que estés aquí, así, en la cama y dispuesta... es casi increíble para mi. Pero si espere hasta ahora, puedo unos días mas...

-Días?

-Es una forma de decir... El tiempo que nos lleve...

-Llegar hasta el final?

"El final... Eso es otra cosa, no quiero que sea aquí. Quiero que sea especial..."

-Algo así... Ahora, no te enojes, pero solo relájate, y déjame hacer a mi...

La tomo por los hombros y la incorporo en la cama, de modo que quedara sentada de espaldas a él. Empezó a besarla en el cuello, desde detrás de la oreja, hasta llegar al hombro. Luego volvió hacia arriba y se acerco a su oreja otra vez, mordiéndole el lóbulo con delicadeza. Kiki se estremeció y arqueo la espalda, sin poder resistirlo. De pronto las manos de Orly estaban en sus pechos y la reclino suavemente contra su pecho, mientras los masajeaba con cuidado, hasta que sus pezones se pusieron duros de deseo, y justo cuando se sentía... rara, él los soltó. La inclino hacia delante, y empezó a besar su espalda, desde la nuca hasta debajo de sus caderas. Le estiro los brazos hacia delante y se los acaricio varias veces, de modo que Kiki quedo reclinada hacia delante, con su pecho apoyado contra sus rodillas recogidas y los brazos extendidos hacia delante. Se sentía totalmente sin fuerzas, como sin voluntad. Con esa celeridad había logrado dominarle, se había quedado sin fuerzas para discutirle, ya olvidada de que quería satisfacerlo, pues solo tenia espacio para las sensaciones que le estaba provocando. Entonces lo sintió... un roce húmedo comenzando en su nuca, recorriendo toda su espalda hacia abajo. Su lengua la saboreaba, la degustaba como si fuera el mas delicioso helado, y ella se sintió derretirse como si de verdad fuera uno. Le provocaba escalofríos que no lograba controlar.

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