Esa semana se deslizo de una manera extraña. Entre preparativos y algunas visitas, un Orlando siempre dolorido, deambulaba por la casa rengueando, y escuchando las protestas de Kirsten, que insistía en que descansara mas.
Lo que lo dejaba dolorido no era el caminar precisamente, sino los masajes en su pantorrilla, que ella hacia con esmero, pero que le resultaron bastante dolorosos. Tratando de compensarlo, Kiki le daba luego masajes en la espalda, que lo relajaban y lo dejaban casi dormido. Así descubrió otra virtud en ella, que no había imaginado para nada. Sus pequeñas y suaves manos, eran inusitadamente fuertes al masajear, pero resultaba agradable al fin.
Jen paso por la casa, ya repuesta y divertida ante la idea del viaje. Fue ella quien se encargo de disipar las últimas dudas de Kiki, cuando esta le planteo que sentía culpa de dejar a Jodie.
-Por Dios, mujer! Déjate de tonterías! Ya no es un bebé, y tú te has pasado la vida trabajando como burra. Desde que te conozco, no te he visto hacer otra cosa que estudiar, trabajar y ser una madre ejemplar. Te mereces un poco de diversión! Y además... con ese príncipe azul?-le dijo señalando la puerta de la habitación, donde estaban encerradas.- Estarías mas que loca si no lo hicieras. Hazme caso, Kiki, ve tranquila. Me llevare a Jodie a casa si quieres... no te preocupes de nada, solo... disfrútalo.
Jodie por su parte, pareció tomarlo con bastante calma. La explicación de que necesitaban viajar a ese lugar de aguas cálidas, para que la pierna de Orlando sanara del todo, pareció dejarla satisfecha, y el hecho de que la trajeran a la casa, cuatro días antes de que se fueran, la conformo del todo.
Así, esos últimos días, su intimidad se vio reducida de pronto. Al principio, cuando decidieron el viaje, y hasta que Jodie llego a casa, la escena en la cama se repitió a menudo. Orlando puso mucho cuidado en no llevar las cosas mas allá de lo que habían avanzado y eso parecía mantener a Kirsten en un suspenso casi constante, esperando un avance mas... que finalmente no se producía. Y en el trato cotidiano, él se encargaba de cargar mas las cosas. De pronto la atrapaba por detrás, y le mordía el cuello con suavidad, o acariciaba sus pechos, y después la soltaba y desaparecía del cuarto. O la tomaba de la cintura y la besaba con furia hasta casi dejarla sin aire... y luego se pegaba la vuelta y se marchaba. Así las cosas, se sentía en un estado de excitación casi constante, que la avergonzaba un poco. Al final, la llegada de Jodie fue un alivio. Las cosas se calmaron, y durmieron cada uno en su cuarto, llevando una vida mas tranquila y apacible. Al menos en lo superficial... Por dentro, la pasión estaba empezando a consumirlos, a ambos...
De pronto se sorprendían cruzando una mirada cargada de deseo, de deseo que no podía expresarse en caricias ni en palabras por la presencia de la niña. Pero ella al menos, lo sentía con tal fuerza... La mirada de Orlando parecía traspasarla por momentos, como si le hiciera el amor con los ojos.
Y Orlando... empezó a contar los días que faltaban para irse, cual un preso los tacha en la pared de su celda. Por momentos le parecía que iba a estallar, pero seguía esforzándose, diciéndose que al fin, la recompensa valdría la pena.
***
La lancha se zarandeaba y daba saltitos sobre el agua. Kirsten se aferro con fuerza al asiento delantero, algo alarmada, pero se calmo de inmediato al sentir el brazo de Orlando, aferrándola por la cintura. Se volvió hacia él y lo miro con adoración. Solo así podía calificar lo que sentía por él. Por momentos le parecía que la palabra "amor" le quedaba pequeña. Él se volvió y le sonrió.
-Te gusta?-gritó sobre el ruido del motor.
Ella asintió sin palabras y volvió a mirar el paisaje.
Desde que habían bajado del avión en Nassau, se sentía como inmersa en otro mundo. No era solo el calor, el sol que parecía brillar mas fuerte... No sabia explicarlo. Pero todo era como... saturado. Los colores parecían mas vivos, los olores mas fuertes... La gente mas ruidosa, y mas cálida. Reían mucho, hablaban mucho y se tocaban mucho.
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Solo por hoy
Fiksi PenggemarOrlando Bloom, vive un momento personal algo complicado. Sin pareja y con problemas familiares, se refugia en su trabajo, tratando de ignorar su soledad. Por otra parte, Kirsten, madre soltera y médica, trata de sobreponerse a las dificultades diari...