Capítulo 170

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Quien sabe que habría ocurrido si Kirsten hubiera seguido su primer impulso y se hubiera ido a dormir al cuarto de Jodie... Pero lo cierto es que su preocupación por Orlando pudo mas y se quedo allí.

Paso parte de la noche controlando su temperatura. Se alarmo cuando a medianoche volvió a subir a cuarenta y él se revolvía inquieto y quejándose, y luego empezó a relajarse cuando cerca de las dos de la mañana finalmente empezó a ceder. Había estado ese par de horas, sentada en la cama, a su lado... controlandolo, poniéndole paños fríos en la frente, y haciéndole beber agua, hasta que se tranquilizo y se durmió por completo.

Mientras tanto ella seguía allí, mirándolo, atenta a cualquier cambio, casi sin pensar en nada mas. No podía hacerlo. De pronto sentía otra vez ese temor irracional de que algo malo le pasara, y otra vez sentía que era su culpa.

"No estaría así si le hubieras abierto la puerta desde el principio y hubieras hablado con él. Que es lo que le prometiste hacer, al fin y al cabo. Sigues equivocándote Kiki... ¿Cuanto mas?"

Para las cuatro, ya estaba rendida. Ella misma casi no había comido ni descansado. De pronto se dio cuenta de que tampoco se había cambiado, aun seguía con sus pijamas, desde la mañana anterior.

"Debería darme un baño... tal vez eso me despejaría".

O tal vez debería dormir. Después de todo él parecía mejor... Pero irse al otro cuarto no la convencía demasiado. ¿Que tal si la fiebre volvía a subirle? ¿Que tal si ella se dormía como lirón y no lo escuchaba?

Sin pensar demasiado, dio la vuelta a la cama, levanto las mantas y se metió dentro de ella con cuidado, vigilando la reacción de Orlando. Pero él seguía durmiendo tranquilamente y ni siquiera se movió, así que se acomodo a su lado sin tocarlo y dio un largo suspiro de cansancio. Diez minutos después, también dormía profundamente.



Fue tan suave, que al comienzo creyó que era parte de un sueño. Una caricia tenue y delicada, en su rostro y en su cuello. No quería abrir los ojos, pues la sensación era tan agradable, que no quería perdeperderla al despertar. Luego la caricia empezó a bajar un poco, ahora la sentía en la base de su garganta y eso la estremeció levemente.

Abrió los ojos lentamente y entonces lo vio. El rostro de él frente al suyo, su mirada enamorada como siempre, mirándola y acariciándola con dulzura. Una leve sonrisa se dibujo en la cara de Orlando, aun sobre su gesto cansado y algo ojeroso. Y la caricia no se detenía... Se dijo que debería retirar su mano, o retirarse ella misma. Pero no lo hizo, se sentía como... hipnotizada.

En justicia hay que decir, que trato de luchar contra la sensación, trato de cortar ese clima que empezaba a instalarse.

-¿Como te sientes?

-Mejor...-respondió él simplemente, sin detenerse.

Ella estiro su mano y toco su cara y su frente... y él cerro los ojos voluptuosamente ante el contacto.

-Aun tienes temperatura, pero es muy poca...

-Estoy mejor...-insistió él y empezó inclinarse hacia ella.

Kirsten le puso una mano en el pecho y ensayo una protesta débil.

-No... ¿que haces?

Orlando se detuvo apenas y la miro intensamente.

-No quiero robarte un beso como la última vez... No quiero que sea de esa forma. Por favor...-le susurro.

Y antes de que siquiera reaccionara, antes de que pudiera decirse que no era correcto, su boca ya la cubría. Otra vez la degustaba, la mareaba... la hacia sentirse viva.

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