Capítulo 111

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Sentado en un extremo de la mesa, Orlando se felicito a si mismo. La cena era un éxito. La comida había estado rica, todos parecían cómodos con todos, reían y se divertían... hasta Jodie a pesar de ser la única niña, parecía pasarlo en grande. Había jugado bastante con él mismo, luego le había tocado el turno a Bass (que ya estaba bastante entrenado en eso, con la hija de Maddie) y ahora era Sidi quien le hacia compañía. Correteaba por el jardín bajo la vigilante mirada de Rosa, que le recomendaba que no se acercara a la piscina.

Y Kiki... se veía tan feliz... Estaba hermosa con un vestido corto negro, en una combinación de satén y tul, y el cabello recogido a un lado, que ahora tapaba con un gracioso sombrero de hombre que Bass le había regalado. Orlando no imaginaba como se le había ocurrido comprar eso, pero a ella pareció encantarle. Se dijo a si mismo que tenia que fotografiarla con ese sombrero...

-Lo compraste finalmente?

La voz de Jen lo saco de su ensueño, al aparecer junto a él.

-Si, esta guardado...

-Cuando se lo vas a dar?

-Había pensado en dárselo a solas, pero ahora no estoy tan seguro. Tal vez me lo arroje a la cabeza... tal vez seria mejor que hubiera testigos, y eso la contenga, no te parece?

Jen se echo a reír de su ocurrencia, no veía como haría para tirarle con eso, pero en fin...

-De acuerdo, como quieras... Si lo necesitas, te defenderemos. Avísame cuando quieras.

-Estabien, en un rato... luego de la torta, te parece?

-Genial...

Jen se alejo y volvió al circulo que formaban Kiki, Bass, y Rob. Susy estaba charlando con Rosa, sentadas en las tumbonas, al borde de la piscina, y Jodie jugaba en el suelo junto a ellas con el perro.

Solo el permanecía apartado, mirando la escena con una sensación de infinita paz. Si unos meses antes alguien le hubiera dicho que iba atener un momento como este... no lo habría creído posible. Parecía otra época, época de la casa vacía y de soledad... de una soledad espantosa.

Otra vez sus pensamientos fueron interrumpidos por uno de los camareros, preguntando si ya podía traer la tarta. Orlando miro la hora y luego asintió con la cabeza.

Unos minutos después, los dos camareros aparecieron portando una pequeña mesita con la tarta en medio, ya con su vela prendida. Jodie fue la primera en avistarla y alerto a los demás con sus gritos. Así que todos fueron acercándose, Kiki en último lugar, mirando la tarta con una sonrisa. Era preciosa, totalmente blanca y con delicadas rosas también blancas como decoración.

Orlando se situó junto a ella, tomándola de la cintura, mientras todos empezaban a entonar el feliz cumpleaños. Kirsten no pudo evitar las lágrimas, mientras intentaba pedir tres deseos. Pero se le escapaban... solo era consciente de que era mas feliz de lo que jamas había sido, y todo se lo debía al hombre que tenia a su lado. Así que solo pidió uno.

"Que nuestro amor dure para siempre...".

 Y soplo con fuerza. Luego se volvió y le tomo la cara para besarle con pasión, mientras todos aplaudían.

Era una noche soñada...



Ahogado entre el sonido de los aplausos, el llamado del timbre paso desapercibido, salvo para el camarero que estaba en la cocina y que atendió el portero eléctrico. Luego fue hasta el jardín, donde todos estaban todavía saludando a Kiki, y le dijo algo al oído a Orlando, que lo miro sorprendido.

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