Capítulo 41

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Kirsten escuchó los gritos de Orlando, a pesar de que había puesto algo de música. Durante un momento estuvo tentada de subir el volúmen para no escucharlo, pero luego desistió. De todas formas no entendía que decían. Después hubo un momento de silencio y al final escucho el sonido del auto alejándose. Luego nada mas, por un largo rato. No sabia bien que hacer... Si quedarse allí, y esperar a que Orlando viniera por ella, si salir a ver que sucedía... Le resulto mas que evidente que Sam no iba a quedarse, y el que se hubiera ido tan rápido, no presagiaba nada bueno. Y Orlando? Querría compañía o preferiría estar solo?

Decidio seguir sus instintos, y salio de la habitación rapidamente, asomandose apenas al cuarto de Orlando que estaba vacio. Luego se dirigió a la sala, con algo de renuencia, y encontro los papeles que estaban desparramados al lado del sillón. Pero tampoco estaba allí,ni en la cocina... ni en ninguna parte de la casa. Algo intranquila se asomo al jardín, pero tampoco desde allí pudo verlo. Rodeó la casa rapidamente y se asomo por la escalera de la entrada, para luego bajar hasta divisar la puerta. Nada.

Volvio sobre sus pasos, ahora algo asustada, y con la cabeza funcionando a toda velocidad.

"El sonido de cuantos autos escuchaste? Solo uno? Estas segura? Dos a uno a que salio pitando de aquí con el auto... en el que te dejaste puestas las llaves."

Casi corrió a través del jardín, hasta alcanzar la otra escalera y descender rapidamente por ella, hasta el garaje. Escudriño en la semipenumbra del lugar y vio claramente el Audi estacionado tal cual ella lo había dejado un rato antes. La camioneta también estaba ahí... "Pero entonces donde...?"

Un movimiento en el fondo del lugar, donde estaba la moto, le llamo la atención. Pero el lugar estaba en completa oscuridad, asi que se acerco con cautela.

"Porque demonios no prendiste las luces?", se recrimino con algo de temor.

Pero al ir acercándose, su corazón dejo de tamborilear con tanta fuerza,al reconocer la figura de Orlando.

Estaba de espaldas a ella, aferrando el manubrio de la motocicleta con fuerza y con la cabeza gacha. Kirsten se puso a su lado, pero no podía ver su cara, solo sus manos, con los nudillos casi blancos por el esfuerzo.

-Orlando...estás bien?

Este no levanto la cabeza, pero sacudio con fuerza la moto, que se bamboleo un poco.

-Tendría que haber mandado a reparar esta cosa...-dijo con voz quebrada.-O no haberte dado todos los cigarros...

Volvió a sacudir la motocicleta, ahora mas suavemente. Era mas un bamboleo que un sacudón. Kirsten se quedo algo sobrecogida, porque aun sin ver su rostro,podía sentir su angustia... Puso su mano sobre las de Orlando y tiró de él, muy suavemente.

-Suéltala...vamos, ya déjala.

Pero se resistía, se aferraba a esa máquina, como si al soltarla fuera a desmoronarse. Ella se acercó un poco mas y puso su otra mano en su espalda, masajeandola suavemente.

-Vamos,puedes dejarla... Orlando... suéltala.

Sin saber muy bien como, de pronto se encontro apoyada contra él, con su cabeza en su hombro, en un casi abrazo. Siguió hablándole lentamente y noto que a medida que su contacto se intensificaba, él parecía ir aflojándose.

-No ganas nada con patear esta cosa...-le repetía- No te sacarás lo que tienes dentro así, solo te vas a lastimar. Si quieres llora, eso te hará mejor. Sácalo afuera... sácalo de una vez.

No lo vio venir. Le pareció un movimiento tan natural, que no opuso resistencia. Cuando él se volvió hacia ella, abrazándola, simplemente respondió al abrazo con calidez. Mas aun, cuando él se echo a llorar sobre su hombro, lo acompaño con caricias, y sin saber porque, terminó mezclándolo con sus propias lágrimas. No le gustaba verlo sufrir, lo odiaba.

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