Llevo varias noches sin poder dormir, atada a la esperanza y a la ilusión, a un recuerdo que simplemente no me deja vivir.
Cada noche pienso en cómo quisiera que fuera todo, en cómo todo debería hacer y en por qué no lo puedo ver con claridad.
Todos los días recuerdo como las cosas empezaron al fin, y quien diría que él se convertiría en mi inicio y mi fin, en mi llegar y salir.
Aún creo que es loco, que es tonto, y que es raro, pero la verdad es que por más que deseara cambiarlo no puedo, y es más porque no quiero.
Y es que desde ese día en que las cosas fueron distintas, y vi un mundo nuevo, con ojos nuevos, no dejo de soñar, de pensar, de imaginar.
Y debo culparlo a él por eso, porque ya no como sino es pensando en si él comería lo mismo, ya no bebo si creo que él no bebería lo mismo.
Lo culpo a él, por ya no ser la misma.
Y lo culpo por no poder dormir. Públicamente lo nombro titular de insomnios.
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Confesiones de un corazón juvenil
Kurgu OlmayanVivencias, dolores, risas, pero más que nada, amor e inspiración.