No debería pretender ser hermosa, y de hecho no lo hago, pero si sé algo: el deseo y la lujuria acompañan cada conversación. Es algo natural, soy una mujer, tengo una apariencia ruda, una mente tierna y una actitud infantil, pero detrás de todo eso hay naturaleza, hay sensaciones y eso no se puede dejar atrás. Lo mismo sucede con los caballeros, tras esa fachada ruda, esa actitud que mata y ese pensamiento estremecedor y demente, poseen naturaleza y sensaciones provocadas por la misma que son inevitables.
Este tema es un taboo más, uno de los tantos que posee la marginnad sociedad de hoy en día; pero algo está claro: no podemos permitir que el taboo nos domine. Somos dueños de nosotros mismos, no controlamos que sucede en aquel mecanismo perfecto al que le llamamos cuerpo, pero somos los encargados de suplir las necesidades y de saciar los gustos de aquel mecanismo. No podemos dejar que todo se retorne a huir continuamente.
A mi no me parece cómodo de hablar, así como a muchos no les gusta el tema, y esto les va a parecer algo atrevido, pero hay que hablar, hay que reaccionar. No dejemos que todo lo natural sea una rareza.
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Confesiones de un corazón juvenil
Phi Hư CấuVivencias, dolores, risas, pero más que nada, amor e inspiración.