La calma no es nada, es lo que vende el mundo, una ilusión; y cuando escuchas que dicen que la vida se trata de subidas y bajadas, tómalo literal, porque es real, en eso cabe la humanidad.
Sucede que cada quien posee una cruz para cargar, puede representarse en muchas cosas; pero hay cruces que nos corresponden por deber y otras que escogemos en derecho a la libertad que nos resta. Las primeras no tenemos posibilidad de cambiarlas, esas irán con nosotros a través del camino, a veces siendo una carga pesada, otras siendo livianas, algunas veces suaves, y otras sólo soportables. Pero las segundas, esas que escogemos, son las que de verdad nos ponen a prueba, porque de ellas aprendemos lecciones completamente valiosas, pero, así como tienen habilidad de hacernos gigantes, pueden convertirnos en algo pequeño y minúsculo.
Siempre hay opción de irse, de zafarse de ese peso que elegimos arrastrar pero que ya consume nuestra vida y que no nos permite respirar.
Amar a alguien es de las cosas más bellas y puras del mundo, porque nos regresa a ser niños, a creer en la bondad, en la sinceridad, a ser más creativos. Puede convertirnos en poetas, super héroes, los más grandes, fuertes y valientes; nos hace volar, nos hace vivir. Amar a alguien complicado nos convierte en expertos algunas veces, pero amando nos podemos equivocar. El amor empieza por la persona que nos va a acompañar toda la vida: nosotros mismos. Y amarnos no implica pensar que somos bellos por fuera y por dentro. Implica mucho más.
Amarnos implica esperar a la persona correcta, no aceptar menos de lo que merecemos, no permitir que lleven nuestra vida al límite del desasosiego y la depresión, que nos hagan pensar que estamos equivocados sólo porque la otra persona no sabe cómo amarnos.
Siempre recordar que no podemos corregir a quien siente que no se ha equivocado, no podemos cambiar a quien no quiere ser cambiado, no podemos ayudar a quien no pide ayuda, y no podemos esperar por quien nunca va a llegar, no podemos pretender que pase algo que no puede pasar.
Con esta cruz en especial, nosotros definimos el inicio y el final, el cómo, cuándo y por qué. La causa y muchas veces a consecuencia. Decidimos de qué magnitud, hasta cuándo y cómo sortear la tormenta; y lo más importante, decidimos cuándo vuelve la calma.
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Confesiones de un corazón juvenil
Non-FictionVivencias, dolores, risas, pero más que nada, amor e inspiración.