No se puede negar que todo esté caos ha servido para dar lecciones. A mí me dió una muy importante hasta ahora, creo que la más grande, y es que no me despido. No me despido de mi pasado y de las personas que estaban ahí. Y creo que, siendo fiel a mi, la manera de hacerlo es con cartas que no se entregan, pero que me ayudan a soltar. Y aquí va.
No voy a negar que aún me duele y que el recuerdo me invade, porque sería un engaño y el objetivo es ser sincera. Así que si, si lo dudas, si crees que fue tan sencillo para mí, pues no lo fue, no lo ha sido; y que el hecho de que ya no sea un mar de llanto todo el tiempo o que haya decidido sacarte de mi vida social como si eso acabara con lo que siento, realmente funcionara. Escuchar tu nombre me duele aún, y aún me dueles. Pero ya no puedo seguir amarrandote a mi como si fueras una de mis extremidades, o peor, como si fueras una parte vital. Entiendo que me dejaste ir, y que debo hacer lo mismo, por mi, por mi bien.
Quiero arrancarte de mi vida de tal forma que se me borre la memoria, y es imposible. Quiero despedirte de forma que ese tiempo que estuve contigo no exista, y claramente es más difícil que lo anterior. Pero ya no puedo tenerte conmigo y por más que me queme tengo que aceptarlo.
Solo me queda hacer lo que sé hacer y dejarte ir ya. Para poder seguir, para lograr avanzar en todo.
Aunque lo puedas dudar, te ame, te defendí, pase por encima de todo lo que creía que debía ser una relación, pase por encima de opiniones y juicios, y aposté por ti y por ese nosotros que pudo ser eterno. Te amo aún, y quiero que te vaya muy bien, de verdad quiero que seas feliz, tan feliz como lo fui yo contigo. Esto no quiere decir que no te haya hecho feliz porque si no lo hice, Dios sabe que casi me muero en el intento, que hice todo lo que estaba en mi mano para hacerlo, y que si no funcionó no fue solo por mí o por mi voluntad.
Tenía tantos planes, incluso pensé de forma real en la posibilidad de casarnos, de ese plan furtivo, porque desafortunadamente te convertí en el sol de mi universo, y toda mi vida y planes orbitaron a tu alrededor por ese tiempo. Recuerdo tu mirada ese día que decidimos confesarnos, porque todo el mundo ya sabía, pero teníamos que hacer que el otro lo supiera. Desde ese día, desde esa mirada llena de ternura y energía, me permiti amarte, me permiti hacer planes imaginarios contigo, y tenía la sensación de que estaríamos juntos mucho tiempo, de que tú eras la respuesta a todo.
¡Dios es que te ame tanto!
Pero ya no puedo más con este lastre. Si, quiero buscarte, y si, quiero verte y besarte y decirte que todo va a estar bien, como cuando te abrazaba, cuando dormías y yo solo podía verte y pensar que era tan afortunada de poder brindarte algo de paz. Hasta que entendí que yo no era tu sol, que a lo mucho era un asteroide minúsculo en tu universo y que no estabas dispuesto a amarme igual. Y no te busco por eso, porque entendí con lágrimas de sangre que este nosotros en el que creí ciegamente, no tenía ningún futuro más allá de postergar el final; y no, no me conformo con eso, no si se trata de ti; porque soñe un infinito contigo y se que no existe más, que realmente esa posibilidad nunca hizo parte de tus planes y lo respeto, porque como dije quiero que seas feliz, que te brillen los ojos y que si amas a alguien, se sienta como yo me sentía, afortunada, afortunada de tu caos, del desorden, de trasnochos, de regaños y reproches. Afortunada de poder brindarte lo mejor que tiene, así como me sentí yo. Así como lo hice yo.
Quiero decirte que te lloro y que te amo, que no.me atrevo a verte, que no podría, que no he ido por mis cosas porque más allá de la falta de tiempo, se que sentiría un vacío en el estómago y náuseas de verte, solo verte. Me duele que me odies después de todo pero yo no puedo cambiar eso. Me duele que no te duela, eso me quema, no porque quieres verte destruido, pero si quisiera ver qué lo sientes, que me extrañas, que me amaste así sea en una medida microscópica y por los minutos que las sábanas acompañaron nuestro amor.
Y te dejo ir. Hazme un favor y vete ya, se feliz y comete el mundo que yo seguiré orgullosa de verte crecer en todo sentido. Ten tus dos hijos mellizos y vive en Medellín. Vuelve a tu origen y perdonate, pero por favor, por favor sal de mi cabeza y déjame seguir también a mí. Ya que me enseñaste a amarte así de fácil, deja que yo aprenda a sacarte de mi vida y a dejarte ir, a despedirte definitivamente, a verte sin sentir que me muero, a encontrar mi futuro, a tener mis hijos y el matrimonio que soñe. Yo te prometo que no te voy a envidiar más porque puedes olvidar todo como si no hubiera pasado y que el baño de mi casa será negro y con muebles de madera, y una cocina abierta con diseño minimalista, sin comida mexicana en exceso y con muchos dulces. Pero ya abandoname, por favor.
Ya que decidiste que romperlas tu promesa de amarme siempre y de estar siempre, cumple con eso, y lárgate de mi corazón. Déjame vivir también a mi, que si para ti no me merezco nada, al menos tengo ese derecho de empezar de ceros después de ti.
Y una última cosa, se feliz, se muy feliz, tanto que tú papá y tu abuela puedan descansar tranquilos, y que tú perrita pueda sentir paz contigo.
Cuídate y se muy muy feliz.
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Confesiones de un corazón juvenil
Non-FictionVivencias, dolores, risas, pero más que nada, amor e inspiración.