Oportunidad

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En la vida hay millones de cosas que no parecen oportunidades. Sé que suena chistoso porque no es como que la oportunidad tenga un estereotipo, cómo casi todo; pero describir algo usando esa palabra o etiquetar algo como oportunidad es clasificar esa experiencia como algo positivo de lo que se obtuvo un beneficio, aprendizaje, entre otras cosas buenas.

Por esto asimilamos las oportunidades como eso, y consideramos, la mayor parte del tiempo, que si algo es bueno debería verse como tal. Sucede que ese argumento (sin ofender) ya no le queda a las personas que han vivido más de una experiencia y saben que muchas veces lo malo se ve perfecto y que de eso tan bueno no dan tanto.

Y estoy consciente de que esté encierro, la pandemia, la crisis ecológica y económica, las muertes y otro montón de cosas negativas que pasan ahora no tienen caras positivas fáciles de ver. Y menos cara de oportunidad.

Pero he tenido la oportunidad de crecer mucho en esta cuarentena. Y he visto muchos aspectos para cambiar.

Me di cuenta que no me gustan las amistades ausentes. No soy del tipo de personas que pueden dejar de hablar mil años con los amigos, o que le gusta que lo dejen olvidado. Siento que si hablo con alguien es porque quiero saber si esa persona está bien y quiero que se preocupen por mi.

Si, ya sabía que era consentida, nada nuevo. Y no es algo que quieran cambiar, por una sencilla razón: normalmente doy de lo que recibo.

Descubrí que el dolor se siente menos con amigos y familia, que la cercanía es subjetiva y que las serenatas aún me encantan.

Descubrí que el mundo necesita seres humanos esperanzados, no ridículos ni optimistas sin realidad. Necesita seres que amen, que se amen, necesita un cambio y la transformación del sentimiento en realidad. Entendí que los sentimientos negativos son venenos que te tomas tu mismo esperando dañar a alguien más. Y comprendí que la vida no es una meritocracia, que a veces solo obtienes lo que por destino te toca, no siempre llega lo que quieres en el momento en que lo quieres, pero a la vez no se debe perder la esperanza , porque así como no todo se trata de ganar lo que merecemos, siempre llega el premio para el ganador al final de la carrera.

Confesiones de un corazón juvenilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora