¿Sentimiento o elección?

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Hace unas semanas en un debate en inglés hicieron la pregunta de si el amor era un sentimiento o una elección, y aunque era un ejemplo simplemente para llevarnos a todos a apoyar una idea específica, me di cuenta de muchas cosas; la principal, que las generaciones más jóvenes no creen en la idea de un amor bonito, sino que son incrédulos y hasta no ver no creer, además de que lo que ven nunca es suficiente para probar que alguien siente amor verdadero.
También pensé en mi caso particular, en si yo había elegido amar o simplemente lo había sentido, en lo que significa el amor en mi vida, en fin, e hice una especie de revisión rápida del asunto, aunque como es bien sabido, no es mi fuerte a la hora de la práctica .
En primera instancia, hablando de lo familiar, solo sentí el amor, elegí demostrarlo y hasta ahora es mi elección que mis allegados sepan que los amo y que su significado en mi vida es enorme, pero no elegí amarlos, solo desde que los vi supe  que mi vida ya no tendría el mismo sentido sin su presencia en ella.
Luego pensé en mis amistades, y considero que elegí amar a algunas de ellas, elegí libremente amarlas y demostrarles que las amo, y qué agradezco que sigan ahí aún cuando muchas veces yo no estoy ni para mí misma.
Después pensé en esto, en mis escritos, y fue difícil, porque no elegí amar a las personas de las que escribo, pero si elegí que el amor fuera mi tema, fuera el centro de mi vida, mi sueño más grande,así que aquí es el centro, lo mejor de ambos extremos, porque si siento el amor suficiente (o el desamor suficiente) para plasmarlo, pero elijo sin ataduras escribir y mostrar lo que me pasa.
Por último analice el área emocional y la historia de parejas amorosas en mi vida, y fue tedioso.
A mi primer novio lo ame por sentimiento, uno de los amores más puros que he sentido. No muy fuerte pero no débil, un centro equilibrado e inocente y bonito, una flor de un año y medio, yo de quince y el con cuatro años de experiencia y distancia más, pero sin dejar de ser un niño conmigo.
Mi segundo novio, el que me atrevo a decir que fue mi primer amor fuerte. Un amor pasional, carnal, lleno de días, de tristeza y de incomprensión (no lo culpo, fue algo de ambos) pero un amor tan fuerte que tardo dos años en abandonarme. Un sentimiento sin dudas.
La tercera persona, esa sí que fue un conjunto de todo. Fue mucho y poco, una parte y un todo, la vida y la muerte, todo en un beso. Sentimiento a flor de piel y elección cada segundo. Desde que nos vimos (y lo hablo en plural porque así alguno lo niegue, en mi versión todo fue de ambos) fue una conexión brutal, un clic que no había sentido con nadie. Tanta química, tanto cariño, tantas risas, y siempre prohibido. Sentí absolutamente todo y elegí demostrarlo también. Todo fue rápido. Lo ame con todo el sentimiento que tenía en mis entrañas y elegí amarlo hasta cuándo el no se amaba, hasta cuándo el no podía amarme, elegí amar por los dos, hasta que todo se rompió; llevamos el elástico al extremo de romperlo y como una granada arrazo con todo a su paso.
Mi tercer novio, una elección casia ciegas. Elegí amarlo porque, tanto él como yo mereciamos una oportunidad de saber si podíamos olvidar todo lo que el pasado había hecho de nosotros , y seis meses después vimos que ya no era posible volver a la inocencia ni a la maldad, que éramos demasiado distintos y sentimentales cómo para amar por elección.
Y quién sería la quinta persona, por quien actualmente me desvelo y sin pena de decirlo, supongo que no es amor aún, es muy joven,muy vacío y muy pobre, tanto que ninguno de los dos siente, sólo pretendo ser su amiga y el pretende que le agrado por respeto al lugar de trabajo y al poco gusto mutuo que (al menos de mi parte) permanece. Pero es un sentimiento, no sé cuál, pero sé que no lo elegí. Jamás habría elegido repetir la historia para un final similar.

Confesiones de un corazón juvenilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora