Parte / 1

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Mateo está alineado en el frente del altar, junto con otros 19 jóvenes, todos están acostados, con los brazos extendidos, formando una cruz. Está a punto de ordenarse sacerdote, un sueño que alberga desde que era un pequeño niño a punto de recibir la santa comunión por primera vez, a la escasa edad de ocho años.

Pero Mateo, no es completamente feliz, junto con el gozo, lo acompaña una gran pena, su querida madre, yace agonizante en su cama, pronto va a partir a reunirse con su padre, muerto hace algunos años atrás.

Cuando la ceremonia termina, y recibe su anillo que lo acredita como un nuevo pastor de la iglesia, corre hacia su casa, ya lo está esperando su mentor, que le está dando los "santos oleos" a su madre.

Ella al verlo saca fuerzas, del último aliento de vida y le dice:

Bendito sea Dios que me dio fuerza para verte convertido en un hombre de la iglesia, respeta el juramento que le hiciste a Dios nuestro señor, de ser un casto varón; él con lágrimas en los ojos toma sus manos, se inclina lentamente para darle un beso a su madre, por última vez.

Cuando el besó la frente de su madre, siente un desvanecimiento, cuando abre los ojos, se encuentra caminando junto a muchas personas, el las ve, pero al parecer ellas no lo ven a él, camina entre la gente buscando a su madre, pero no la ve, estira el cuello, pero es inútil, ella no está entre esas personas, intenta regresar, pero las personas lo arrastran para que siga adelante.

Él ya no puede luchar, es como ir contracorriente, no sabe cuánto tiempo dura caminando junto a la multitud, de pronto el camino, se convierte en tres, ahí parados están tres personas, que les están indicando qué camino tomar, unas van por la derecha, y otras van por la izquierda, y otras siguen derecho. Cuando le llega su turno, el hombre de la derecha le dice.

-Levanta las palmas de las manos.

-Él lo hace; el hombre las ve, y enseguida ve su pecho, le dice.

No, tu no perteneces aquí, hubo una equivocación, todavía no llega tu hora, tienes que regresar, por donde viniste.

-Pero ando en busca de mi madre

-No puedes estar aquí, ella debe de estar en cualquiera de las tres filas, y diciendo esto, soplo en la cara de Mateo , esté empezó a flotar, podía ver perfectamente a las personas que caminaban debajo de él, descubrió que podía volar, sin alas, con esa, ventaja, se regresó, donde empezaba la fila, empezó a buscar a su madre, llego hasta donde se dividían los caminos, y se quedó estático viendo lo que pasaba.

Los hombres revisaban sus manos, a las personas que se alumbraban, a los que se les alumbraba mano derecha, tomaban ese camino, a los de la otra mano el camino de la izquierda, a los que se les alumbraba el pecho seguían derecho, las personas.

En el camino izquierdo, había una hilera de letras, O, A, L, E, G, C, P. conforme las personas iban llegando se les formaba una letra, grande en el pecho y en la espalda, las personas iban directo hacia donde estaba la letra que coincidía a la que traían ellos y seguían por esa hilera, todas las personas iban cantando, bailando, vio, personas, que iban comiendo, otras muy coléricos, otros iban contando dinero, otros les corroía la envidia, estos resguardaba, con mucho celo sus pertenecías, había parejas a todo lo largo del camino haciendo el amor, fumando y bebiendo, fumando mariguana, inhalando cocaína todos disfrutando de todos los excesos, había mujeres provocándose abortos, en el último grupo iban los perezosos, que no querían caminar, sacaban dinero y les pagaban a otras personas para que los cargaran de tanta pereza que les daba caminar. En las dos filas iban de todas las clases sociales, carreras y oficios, se encontró con abogados, doctores, enfermeras, chef, toda clase de obreros, también iban sacerdotes, y cardenales, obispos, inclusive hasta el más alto perlado de la iglesia un "papa" Mateo comprendió que las letras significaban a los siete pecados capitales.


Mateo se fue a ver a las personas de la derecha, También allí había letras, J, C, B, M, P, F, era el mismo procedimiento, las personas se iban según la letra que aparecía en su ropa. Las personas al revés que en la fila izquierda, iban pacíficamente, iban justos, bondadosos, caritativos, los que tenían mucha moral, pacíficos, fieles; se fue a la fila de en medio, y se sorprendió grandemente, allí nada más iban tres personas, una mujer, un hombre y un niño llevaban una túnica muy blanca, de tan blanca, que le lastimó los ojos.

Se fue recorriendo las tres filas, para ver en cual fila iba su madre, no sabe cuánto tiempo pasó, de pronto se terminaron los caminos, había una construcción que se asemejaba a un circo romano, por el lado derecho, estaban varias puertas, cada puerta tenía la letra, correspondiente. Las personas conforme iban llegando se iban pasando a la puerta que correspondía a su letra que traían impresa en su cuerpo.

Mateo, se quedó suspendido en el aire, no sabía qué hacer, pensó, y si mi madre ya está adentro, quizás entró cuando yo todavía no llegaba, en un descuido, se pasó por una de las puertas, cuando entro fue cayendo dentro de un abismo, bajaba y bajaba a una velocidad vertiginosa, junto con las demás personas, todos los que entraban por las puertas tenían el mismo fin. Caer, de pronto empezó a sentir un calor tremendo, sofocante, sentía que unas llamas lo empezaban a consumir, de pronto, sintió que alguien lo sostuvo, y escuchó una voz que le decía.

-No te dije, que tú no tienes que estar aquí, todavía no llega tu hora.

En ese momento el volteo hacia abajo y lo que vio lo llenó de terror, había una gran hoguera en medio estaba sentado el mismísimo satanás, las personas de la izquierda caían y empezaban a quemarse, lanzando unos gritos de terror, los de la derecha igual, pero a ellos de vez en cuando les caía una brisa de agua que aliviaba un poco su dolor, eran las personas del purgatorio.

Rápidamente, la persona que lo salvó de caer en el averno lo saco, y le dijo.

Sí, no viste a tu madre en una de las tres filas, es porque ella no se encuentra aquí.

-Pero si no está aquí ¿En dónde está?

-Ella debe de estar en el limbo

-En el limbo, pero si allí sólo van los niños que mueren sin el bautismo y los no nacidos.

-Estás en un error, también van las personas, que llevaron una vida recatada, y cumplieron con los mandamientos de la ley de Dios, pero que cometieron algún daño a una persona y esta no las perdono. Están condenadas a permanecer en el limbo, sin quemarse en el infierno, pero tampoco pueden entrar al cielo a gozar de la gloria de Dios. Pero tú puedes ayudar a tu madre para que ella entre a la gloria.

-Pero, yo ¿cómo?

-Consiguiendo el perdón de la persona que ella ofendió.

-Y usted sabe quién es esa persona

-No hijo, eso te va tocar investigarlo a ti; y diciendo esto sopló en su cara con fuerza, y en ese mismo momento, Mateo volvió a la realidad

-No hijo, eso te va tocar investigarlo a ti; y diciendo esto sopló en su cara con fuerza, y en ese mismo momento, Mateo volvió a la realidad

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La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora