Parte/ 38

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Cuando desahogo su pecho la señora Edna volvió hablar

-¿Hijo ustedes sufrieron carencias?

-No, señora afortunadamente hubo un hombre maravilloso que nos entregó su amor y una estabilidad económica a mi madre y a mí, llevó su apellido con mucho orgullo, como le dije anteriormente, yo apenas supe que no era mi verdadero padre, me lleno de amor y comprensión, me guio por un buen camino, al igual que mi madre.

-¿Tienes más hermanos?

-No, soy hijo único, mis padres ya no concibieron más hijo, quizás el del problema era mi padre.

-¿Cuál fue el problema con tu madre? ¿De que murió?

-Mi padre murió hace dos años, mi madre no superó el dolor de su partida, fue decayendo, empezó a sufrir fiebres inexplicables, la única ilusión que la mantenía viva era que yo me ordenara sacerdote, el mismo día de la ordenación ella falleció, de eso van hacer dos meses.

-Oh mi pobre hija, ya no la volví a ver y todo por mi cobardía ¿crees que me llego a perdonar?

-Claro que si señora, ella no guardaba rencor en su corazón, ella se volcó en los pobres, llevo una vida recatada, llena de arrepentimiento, por su falta cometida en el pasado, mis padres fueron muy felices y me hicieron muy feliz a mí.

-¿Ella te dijo que nos buscaras?

No señora mentiría si le dijera que sí, yo vine por mi cuenta, vine aquí buscando el perdón para mi madre de su hermana, sin su perdón mi madre está condenada a permanecer en el limbo por toda la eternidad, es por eso que le suplico que me ayude a conseguir el perdón para mi madre, sé que la falta que ella cometió fue muy grave, pero ella se arrepintió sinceramente, ella merece entrar en el reino de los cielos.

-Hay hijo, creo que el único que puedes conseguir eso eres tú, si tu no logras que ella la perdones, nadie lo logrará.

Unos leves toquidos se escucharon en la puerta, Mateo retiro a su abuela, de su pecho doña Edna contesto.

-Adelante

Por la puerta se dejó ver la cara risueña de Verónica su nieta, al verlos inmediatamente se disculpó.

-Oh perdón abuelita, no sabía que tenías visita, vuelvo después.

-No, no pasa hija,

-Buenas tardes, Verónica Santander, ¿Y tú quién eres?

-Hija ten más respeto, no ves su investidura, es un sacerdote

-Hay abuelita no te azotes (admires), es muy joven, casi somos de la misma edad.

-No hay problema tú me puedes decir de tú, Mateo Ruvalcaba, guía espiritual de tu abuelita.

-Mucho gusto, No, sé, pero te me haces conocidísimo, yo te he visto en alguna parte, aunque no ubico dónde, como tu comprenderás, yo no soy muy devota que digamos y muy pocas veces voy a misa, salvo que me inviten algún reventón (fiesta) y la misa sea obligatoria, jajaja, creo que desde que hice la primera, (primera comunión), no me paro en una iglesia, por mi propia voluntad.

Se estrecharon las manos, los dos sintieron una corriente eléctrica por todo el cuerpo, Mateo se lo atribuyo a la emoción de haber conocido a su prima, pero Verónica, no, ella ya había sentido eso mismo con el padre de su hijo, y pensó para ella misma, Hay guey, creo que este curita me pasa un resto, pero como no me va a pasar si esta como quiere el condenado, lástima que desperdicio, y yo con esta panzota.

-Señora creo que ya es tiempo que me retire, la dejo en buena compañía, con permiso.

-Gracias padre, lo espero para el próximo miércoles

-Espero que se siga recuperando y la próxima vez la vea por la iglesia

Cuando Mateo salió ya lo estaba esperando Lola para conducirlo directamente a la cocina para comer, pues el insistía en comer acompañado, mientras tanto doña Edna recriminaba a su nieta.

-Hay hija te portaste muy majadera con el sacerdote, el hecho de que él sea demasiado joven no quiere decir, que no infunda respeto.

-Hay abuelita no empieces, vengo acompañarte, no me sermones si no te vas a quedar con ganas de mi grata compañía.

-Está bien, pero la próxima vez que te encuentres con el padre muestra tu respeto hacia él

-Si eso te hace feliz lo hare. ¿Entonces qué abue, te animas a ir a al comedor a comer yo misma te llevo en tus patas de hule (silla de ruedas).

Po Dios hija, que vocabulario es ese, ni parece que te educaron el mejor colegio de USA

-Hay abuelita, eres muy anticuada, ya no estamos en los tiempos de la inquisición, ¿Enton's qué abue, vamos al come o no? (entonces que abuelita vamos al comedor o no)

-Está bien.

-Deja le hablo al fuertote fisioterapeuta que te siente en tu sillius (silla)

-Edna mejor sonrió del extraño dialecto de su nieta, llego el joven la sentó en la silla se dirigieron al comedor, se les unió María.

Mateo se despidió dándole las gracias a Amelia la cocinera y salió por la puerta de servicio.

-Amelia ahora la seño Edna va a comer en el comedor

_Ahorita les sirvo, ¿quién más va a comer?

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora