Parte/ 39

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- La seño Vero, y Mari, que bueno que ya la seño Edna se animó a salir de su cuarto

-Si eso está muy bien, eso quiere decir que pronto va a ser la misma de antes.

-¿Amelia el sacerdote comió? pregunto doña Edna

-¿Si señora Edna, comió y se fue?

- Pero no lo encontramos

-Lo que pasa es que él come en la cocina, dice que no le gusta comer solito.

-Para la otra vez que venga los sientas en el comedor, nosotras lo vamos acompañar.

-Está bien señora, como usted mande.

Cuando terminaron de comer las tres mujeres, Verónica llevo a su abuela a su lugar preferido de la mansión, un lugar del jardín donde solo había, rosas de varios colores y unos árboles frondosos que daban una estupenda sombra y unas bancas, donde se sentó Verónica

-Ahora si hija, cuéntame cómo estuvo que te embarazaste.

-Bueno abue, pues nada, que me enamore hasta el cuello del carita del salón, y pues nada cuando él me beso la oreja y fue bajando más y más abajo, hasta llegar a donde tú sabes, se me aflojo el cuerpo y se me olvidaron todas las clases de sexualidad que me habían dado y cuando me di cuenta, recordé todo pero ya era demasiado tarde, ya le había dado las nailon (nalgas), a mi querido seductor, y el simplemente se fue dejándome el paquete completo a mi solita.

-Hay hija, ¿y él sabe que estas en espera de su hijo?

-claro que lo sabe, abue yo misma se lo dije, ¿pero con que crees que me salió?

-¿Qué te dijo?

-A otro santo con ese cuento, si me creo de todas las tipas, que me quieren indilgar sus embarazos ya completaría un kínder, además tú ya no eras virgen cuando te acostaste conmigo, ve con todos con los que estuviste antes de conmigo a ver con cual pega.

Yo le di una bofetada, y le dije

-Desgraciado, como de que ya no era virgen si te salió el pito estilando sangre, y todavía dices que no era.

-Ya imbécil, no te quieras pasar de lista, total hay una solución vamos al sanatorio de mi tío a que te lo saquen, total no eres la primera que llevo, y no te va a costar nada.

Lo deje hablando solo, imagínate abue, quería que abortara, no soy tan irresponsable, les conté a mis padres lo que pasaba y ellos me apoyaron al cien por ciento, y mis hermanos ni se diga están locos porque ya van a ser tíos.

-Eduardo ya tiene pedida a Brenda pronto va a ver boda en la familia.

-Me da gusto que seas tan valiente, me recuerdas mucho a tu tía Ema, también ella fue muy valiente, ¿Cuántos meses de embarazo tienes?

-Seis meses

-Apenas seis meses, ¿estás segura?

-Si abuelita ¿por qué te asombras?

-Lo que pasa es que estás muy voluminosa, creí que te faltaba menos tiempo, cabe la posibilidad de que sean gemelos.

-No sé, pero el doctor me dijo lo mismo, tengo la cita para el día cinco del mes próximo me van a ser un eco,

-¿Eco qué es eso?

-Es un aparato que está muy de moda, donde se escuchan los latidos del corazón del bebe, y se ven algunas imágenes, del bebe

-¿Pero cómo se ve él bebe a través de la piel?

_ Si abue, estamos en 1981, la tecnología ha avanzado, ahorita, nada más se ven las imágenes tenues, pero dice el doctor que va a llegar el día en que vas a saber el sexo del bebe.

-Hay pero qué maravilla, pero mira hija yo te puedo decir, si  traes gemelos en esa panza sin necesidad de ese aparato moderno, no olvides que yo tuve gemelas.

-Neta, abue, hasta se me olvida que tuve otra tía, como casi nadie habla de ella.

-haber déjame palpar tu estómago,

-Las hábiles manos de Edna, palparon el estómago de su nieta

-Efectivamente hija, traes dos criaturas en tu vientre, pero no faltes a tu cita con el doctor, quizás este equivocada, me puedes llevar a mi recamara, creo que hoy abuse.

-Vamos abue, me hizo mucho bien platicar contigo, ¿Cuándo me vas a contar el secreto de familia?

-Qué cosas dices hija, ¿de qué secreto hablas?

-Sé que hay un secreto bien guardado, recuerdo una vez que le pregunte a mi tía Elia por mi tía Ema, ella se puso como loca, me dijo que nunca volviera a pronunciar ese nombre en esta casa, aunque yo tenía como diez años, no se me olvida sus palabras.

-Tienes razón hija hay un secreto, que pronto va a quedar al descubierto, te prometo que en su momento lo sabrás.

-Y dime abue, ¿de dónde salió ese papacito, perdón padrecito?

-Ay hija ya vas a empezar.

-Qué quieres abue, me impacto el curita.

Cuando salió Mateo de la mansión, no pudo más que sonreír al recordar a su prima, le había agradado su forma de ser, tan fresca, pensó, su esposo debe de ser muy feliz con ella, tiene todo para hacer feliz a un hombre, al recordar a la muchacha volvió a sentir la electricidad, en su columna vertebral, para no seguir pensando mejor empezó a rezar. 

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora