-Hijo ya es tiempo que te involucres en el trabajo, ten en cuenta que cuando yo me haga viejo o muera tú te vas a hacer cargo de todo esto.
-No padre, a mí no me gusta este trabajo, yo nada más estoy esperando cumplir mi mayoría de edad para irme al extranjero, yo quiero hacer mi propia vida lejos de todo esto.
-Pero como te atreves a despreciar las tierras que nos dan de comer, prestigio, y sobre todo riqueza.
No desprecio la tierra, simplemente no quiero estar aquí, a mí no me gusta trabajar en el campo, ni lidiar con trabajadores.
-¿Y qué piensas hacer si se puede saber?
-Mande una solicitud a la universidad de Harvard, y me admitieron voy a estudiar Ingeniero Civil
-Pero eso no te va a servir para dirigir este lugar
-Pero es lo que quiero hacer padre, este lugar es tuyo es tu emporio que lograste construir con tus propias manos.
-No hijo te equivocas, yo nada más seguí la obra que empezaron mis antepasados, y si tu no sigues con esto, con mi generación va a terminar todo.
-Pero no tiene que ser así, que mis hermanas no cuentan
-Pero como se te ocurre, ni siquiera pensar que una mujer pueda manejar, un negocio como este
-Tal vez ellas no, pero que tal sus maridos. O sus hijos
-Ya no digas estupideces, tu determinación de irte es definitiva, ¿no hay nada que te pueda hacer cambiar de opinión?
-No padre y te suplico que me apoyes en mi decisión.
-Y pos como padre que era dejo que duardo se fuera a los estados unidos a estudiar, se fue en cuanto fue la fiesta de las cuatitas.
-¿Hicieron una fiesta?
-Huy y que fiesta, la hicieron cuando las cuatitas cumplieron 18 años, que disque pa presentarlas en sociedad; viera no más que gentío vino, esa vez yo le fui ayudar a mi tía Remedios en la cocina, nada más a lavar platos y vasos, copas, porque los señores mandaron traer a un viejo que hizo la comida que disque un chef, llego con unos ayudantes, pero ellos no más hicieron la comedera, las mujeres lavamos todo lo que ensuciaron, y llegaron otros hombres todos de blanco, train hasta guantes, esos sirvieron la comida.
-No pues sí que fue una gran fiesta
-Sí, también trajeron una banda de música, aunque ellos le decían orquesta, y se hizo el baile, en grande, y ese día conocieron al joven Sebastián.
Mateo, al escuchar el nombre de su padre biológico, sintió un desasosiego en el pecho.
-¿Y quién es ese joven?
-Era el esposo de una de las cuatitas, de Elia
-¿Era, acaso murió?
-Pos mire eso no se sabe, pero deje que le siga contando.
_ Está bien señora perdón.
-Oiga, me ha de dispensar por mi atrevimiento, pero fíjese, que mirándolo bien usted se parece mucho al señor Sebastián, él estaba igualito a usted cuando yo lo conocí.
-Hay señora ni diga eso, como va a ser posible que yo sea igualito, si ni siquiera es mi pariente
-No, pos de eso, puede que tenga razón, lo confundí porque el señor Sebastián tiene un lunar en el cachete, igualito al suyo.
-Huy señora, pero imagínese, que toda la gente que tenemos un lunar en la mejilla fuéramos parientes, jajaja
-No, pos eso sí, mejor le sigo contando, pero mire antes de que nada tenga.
Sacando de una bolsa le dio a Mateo un lonche y una botella con agua, ándele padrecito empiécele a comer, como dice el dicho, primero comer que ser cristiano, a de dispensar, el bolillo esta relleno de frijolitos con queso
-Hay señora que amable es usted.
- Mire traigo este de frijoles y el otro es de huevo con chorizo, ¿cuál quiere?
-El que sea, está bien
-Pos mire pa comer de los dos, mita y mita,
-doña Jovita tomo un lonche y le dio la mitad a Mateo, y empezaron a comer y ella le siguió platicando.
-Después de la fiesta, el siguió viniendo a visitar a las cuatitas, primero platicaba con las dos, pero como era de esperarse, pos se tuvo que decidir por una, y escogió a la señorita Elia.
-A mire, ha de haber estado difícil escoger a una, ya como usted dice, si son iguales.
-No pues sí, pero algo le ha de haber gustado de la señorita Elia, que la señorita Emma no tenía.
-No pues eso sí.
Como a los seis meses de que eran novios se casaron, y se fueron que disque a las Europas, se fueron a Veracruz y de allí tomaron un barcote, que disque se llaman cruceros, y pos duraron como tres o cuatro meses por allá, pa cuando ellos llegaron todavía no pasaba la desgracia.
-¿Qué desgracia?
-No, pos no crea, que uno ve a la gente rica, y se imagina que porque tienen harto dinero no les pasa nada.
-¿Pues qué paso señora? Hay señora y a todo esto ni le he preguntado su nombre, yo soy Mateo Ruvalcaba para servirle.
-Mucho gusto padrecito, yo me llamo Jovita Ontiveros pa servir a Dios y a usted.
-Mucho gusto Jovita
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La mancha del pecado.
RandomDomingo 20 de octubre. Doña Ema acaba de morir, es la madre de un joven, que acaba de ordenarse sacerdote. La noticia pronto se extiende por el pequeño pueblo donde siempre han vivido. Las personas se preparan para ir a dar sus condolencias, al jove...