Parte/ 61

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-¿Por qué escogiste ser cura?

-Ya te lo dije una vez, Dios me llamo

-Al diablo con eso de que Dios te llamo, le puedes servir igual sin estar esclavizado, pudimos ser tan felices tú y yo.

-Pero que cosas dices, somos felices tal como estamos

-No Mateo yo no soy feliz, sabes porque

-Yo, yo no sé, pero si puedo hacer algo por ti dímelo y si está en mis manos lo hago

-Si Mateo, si puedes hacer algo por mí, te necesito

Enseguida se colgó de su cuello y lo empezó a besar, él se quiso resistir, pero no pudo, su virilidad respondió al instante, respondió a los besos ardientes de su prima, en esos momentos el sacerdote se esfumo en su lugar quedo un hombre, un hombre lleno de deseo y pasión y respondió a los embates de la mujer se fundieron en uno sólo, una y otra vez. Por fin pararon y Mateo recobró la cordura espantado de lo que había sucedido.

-Esto no debió suceder, DIOS TE VOLVÍ A FALLAR. Gruesas lágrimas corrían por su rostro, se vistió rápidamente y se dispuso a salir del chalet y si era posible de la casa, Verónica lo detuvo

-Por favor Mateo no te resistas a esto que sentimos, tú me amas del mismo modo que yo te amo, NO ME DEJES, POR SEGUNDA VEZ, TE AMO.

-Pero él no la escucho y salió del lugar huyendo por segunda vez, entro a la recamara que le habían asignado tomo sus pocas pertenencias y salió de la casa, en ese momento llegaba Sebastián que al verlo tan descompuesto le dijo.

-¿Qué te pasa?

-Nada, solo que paso algo grave en mi casa y tengo que regresar de inmediato. ¿Me podría llevar a la carretera dónde pueda abordar un autobús a la ciudad de Camargo?

-Claro, permíteme tomar mi maleta y yo mismo te llevo hasta la ciudad

-¿Harías eso por mí?

-Claro hijo, es lo menos que puedo hacer por ti, permíteme.

-Unos minutos después salió Sebastián, con maleta en mano, abordaron el vehículo y se alejaron del lugar, poco a poco Mateo se fue calmando y respondió a todas las preguntas que le hizo su padre, cuando llegaron a la ciudad lo llevo hasta la estación de autobuses y no se retiró del lugar hasta que el camión se perdió en la lejanía, estaba muy feliz había conocido a su hijo, habían acordado tener una relación más estrecha.

-Mateo llego a su pueblo e inmediatamente se dirigió a la iglesia busco al padre silvestre y en secreto de confesión confeso su terrible pecado, el padre no fue tan benévolo como el padre Emiliano, y le dio una penitencia más drástica que iba a aplicar durante treinta días, sólo eso aplaca los deseos de la carne. Le dijo el padre Silvestre, por treinta días Mateo azotó su espalda, él no sabía si su cuerpo se estremecía por cada latigazo que se daba o por el recuerdo de lo vivido con su prima.

Pasaron dos meses un buen día recibió una llamada telefónica de su abuela.

-Hola abuela que gusto oír tu voz

-Hijo mi motivo de mi llamada es para hacerte una atenta invitación, espero que puedas venir se lo debes a Verónica

Su corazón brinco al oír el nombre de su prima

-¿Qué pasa con Verónica?

-Se nos casa hijo, por fin va a sentar cabeza esta muchacha.

Al oír eso a Mateo se le aflojaron las piernas tuvo que sentarse para no caer al piso.

-¿Se casa con quién y tan rápido?

-Apareció el padre de los gemelos, hubo reconciliación entre ellos, la boda es en quince días

-Voy hacer lo posible por ir

-Hijo,  ya hable con el padre Silvestre, y no tiene ningún inconveniente en darte el permiso, te esperamos hijo, quiero tener a la familia reunida.

-Está bien abuela, si ya tienes todo arreglado no me queda más remedio que aceptar, por allá nos vemos si Dios quiere.

Cuando colgó el teléfono sintió una gran opresión en el pecho, no se explicaba porque sentía eso, la noticia le debería dar gusto por fin el padre de los niños había recapacitado y Verónica ya no tendría la responsabilidad de criar a esos niños sola, pero su corazón sangraba por esa noticia.

Un día antes de partir a la boda de su prima recibió la visita de su padre, para viajar juntos a la boda de su prima. Llegaron un día antes de la boda, convivió con su familia, pero no vio a Verónica ni a los niños mucho menos al futuro esposo de su prima, le dio gusto no verlo porque sentía un inexplicable rencor contra el hombre, aún sin conocerlo el atribuía eso a que no había respondido como hombre, cuando supo que su prima estaba embarazada.

Al siguiente día asistió a la iglesia como un simple invitado más, el no participo en el ritual de la santa misa, cuando vio a su prima caminar con su vestido color maíz del brazo de su padre, sintió que su corazón se le iba a salir del pecho, también sintió una rabia inmensa cuando vio que su tío Eduardo le entregó a su hija a aquel cretino que sonreía como estúpido y cuando el sacerdote pronuncio las palabras, si alguien se opone a esta boda que hable o que calle para siempre, tuvo que apretar las mandíbulas y los puños para no gritar, YO ME OPONGO A ESE MATRIMONIO, PORQUE ESTA MUJER ES MÍA Y DE NADIE MÁS. Pero permaneció callado mientras veía como el individuo besaba a la mujer que hacía que él, olvidara de que se debía a Dios y a nadie más. Necesito mucho valor para arrimarse y felicitar a los recién casados, pero si lo hizo, cuando abrazo a su prima esta le dijo al oído, si sufro tú vas a ser el culpable por cobarde.

-No hubo una gran celebración como la de su primo Lalo y Brenda, solo un brindis, porque los novios querían partir inmediatamente a su viaje de bodas para reponer el tiempo perdido. 

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora