Parte/ 28

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-Yo no me voy a esperar tanto, ahora mismo en la tarde me voy a ir a confesar con él, quiero sentir su aroma, ya viste que dijo, que diario va a confesar.

-Pero acuérdate que dijo que de martes a viernes.

-Hay es cierto, bueno pues me voy a tener que esperar hasta mañana.

_¿Se le ofrece otra cosa seño mari?

-No gracias, ya quede satisfecha, ya las oí, andan muy entusiasmadas con el cura pero recuerden es sacerdote, no lo vayan a hacer flaquear,

-No, seño mari, pero eso de que sea padre, no le quita lo chulo, hay fíjese que ahorita que me estoy acordando, ahora que arregle la sala y vi el retrato de la seño Elia y a su esposo, el señor Sebastián, se me a figuro, mucho al padrecito, hasta tienen el mismo lunar en el cachete.

-Ándale que sí, con razón a mí se hacía conocido, pero no daba bola con quién, dijo la otra sirvienta.

-Hay muchachas, de veras que están loquitas.

-De mí se acuerda, pa si no, el miércoles que venga a ver a la seño, Edna, usted lo va a ver con sus propios ojitos.

-Vayan hacer su trabajo, y mucho cuidado con hacer esos comentarios cuando este la señora Elia en la casa, porque así les anda yendo con ella.

-Ni, Dios lo quiera, ella sí nos anda corriendo.

Mary se dirigió a la recamara de la señora Edna, ni por un minuto creyó, lo que las chicas dijeron del parecido del sacerdote con Sebastián, eran jóvenes en la edad en que todo tipo joven se les hacía guapo, así fuera un cura, entro a la recamara y le preguntó a la enfermera de turno que cuidaba a la señora Edna.

-Buenos días, Silvia, ¿ningún cambio en la señora?

-Todo igual, no hay cambio alguno, ni para bien, ni para mal, ya la aseamos, su alimento está entrando bien, ya les puede hablar a las chicas, para que limpien la recamara.

-Está bien, puedes ir a desayunar mientras tanto.

-Con permiso, señorita Mari.

-No hubo necesidad de que Mari, les hablara a las chicas, ella en cuanto vieron, que la enfermera llego a desayunar, se apresuraron a ir a limpiar el cuarto.

-Ya vinimos a limpiar seño Mari.

-Muy bien muchachas, limpien con mucho cuidado como siempre, cuando terminen me avisan, para no dejar a la señora Edna sola.

-Si seño Mari.

-Cuando Mari salió de la habitación, las muchachas, seguían con el tema del padrecito.

-Hay mira lola, como que la señora movió un dedo.

-A ver, no son figuración tuyas, mira sigue como muerta

-Mejor date prisa, que ya mero viene Silvia la enfermera

-Y si le digo que vi como que la señora movió un dedo

-No, que va te va a tildar de loca, si deberás la señora se mueve, ella ya la hubiera visto, esta con ella casi todo el santo día, Mari, también.

-Tienes razón, vámonos ya acabamos, ve avísale a Mari, pa que la señora no se quede sola


-Hay mira aquí viene Silvia.

-Ya está listo el cuarto, ya lo dejamos bien limpio

-Está bien

Las mujeres salieron, de la habitación, pero Lupe no se equivocó, cuando vio que la señora Edna había movido un dedo, desde un tiempo atrás, el cerebro de la señora se había empezado a recuperar, tal como lo había dicho el reconocido neurólogo que había venido desde Houston Tejas, que había traído su hijo, Eduardo, cuando ella sufrió el derrame cerebral, a los pocos días del fallecimiento de su padre, les dijo a sus hijos.

-La señora sufrió el derrame cerebral a causa de la impresión que sufrió por la muerte de su marido, tan inesperada, pero con los cuidados necesarios, algunos enfermos se han curado cuando vuelven a recibir alguna noticia impactante, su cerebro hace como una especie de corto circuito y vuelven a la realidad. Les dijo el doctor.

Ella pasaba, días dormida, su cerebro no tenía ninguna actividad, pero había algunos días que su cerebro despertaba y empezaba hacer su trabajo, y ella poco a poco, empezó a tener conciencia de la realidad, un día tenía algún recuerdo, pero pasaban dos o tres días, sin sentir nada, pero poco a poco los espacios de un recuerdo a otro fueron siendo más seguidos.

Edna.

-No sé dónde estoy, todo está oscuro, intento abrir los ojos, pero no puedo, oh siento mucho sueño, ya no quiero dormir, tengo la sensación que he dormido mucho, oigo murmullos de voces, pero no puedo descifrar de quién sean, lo primero que tengo que hacer es recordar quién soy yo, no sé si soy hombre o mujer, cual será mi nombre, y lo principal, ¿qué fue lo que me paso?

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora