Parte/ 31

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-Mira Gude, ahora que fui a darles los santos oleos, a un moribundo, recordé la reciente muerte de mi madre, reviví todo el dolor que sentí con su partida.

-Hay padrecito, no sabíamos que su mamacita, ya no estaba con usted, Dios la tenga en su santo reino.

-Gracias Gude, es por eso que estoy triste,

-El muertito le cebó (arruino), su día de descanso, mire que morirse en lunes.

-Mateo no tuvo más remedio que sonreír por las ocurrencias de la mujer

-Gracias Gudelia voy a la notaría

-Si padre

-Mónica, ¿a qué hora pusiste la misa de cuerpo presente del señor Salvador?

-Mire padre ya me trajeron el acta de defunción, el entierro va a ser a las tres de la tarde, por lo tanto la misa va a ser a las dos, para que el cortejo parta de la capilla al campo santo.

-Muy bien, gracias Mónica.

-Lo que quedo de tarde lo dedico a leer de nuevo la carta que le dejo su madre, es como si estuviera con él, pero al mismo tiempo, era como leer la carta de una desconocida, el no imaginaba a su madre, entregándose a un hombre, sus primeros recuerdos que tenía de ella, eran de una mujer virtuosa y recatada, que ayudaba a cuanto necesitado encontraba a su paso, realmente su madre estaba arrepentida de su mala acción, una pregunta llego a su mente.

-¿Acaso se arrepentiría de haberlo engendrado?

Inmediatamente, quito esos pensamientos de su mente, si su madre se hubiera arrepentido de tenerlo, lo hubiera dado en adopción y volver a su vida de lujos y casarse con un hombre de su misma posición social, sin embargo se fue a un pueblo escondido, cambio los lujos por una vida sencilla al lado de un hombre modesto, trabajador que me acepto como a su propio hijo, un hombre del cual estoy muy orgulloso, Dios lo tenga en su santo reino, cavilando en sus pensamientos paso el tiempo.

Martes, ese día en la casona, parecía un día más en la vida de los habitantes de la misma, pero no era así, ese día el cerebro de la señora Edna, por fin despertó, ella empezó a recordar, todo lo que pasó antes de que sufriera la embolia que la tenía en ese estado.

-Hoy se cumple un año más de la desaparición de Ema, cuanto dolor siento de ver a mi esposo sufrir la supuesta muerte de nuestra hija, fui una cobarde, cuando accedí a secundar a Elia en esta mentira.

-25/5/1956- Un día después del nacimiento de Mateo

-Señora lo siento mucho, pero su hija huyo con su hijo, no sabemos quién la ayudo, porque sola no lo pudo haber hecho.

-Pero que ineptitud, como me sale con eso de que mi hija huyo, no me dijo usted que había mucha vigilancia.

-Así es señora, es por eso que creemos que alguien del personal la ayudo, ya tenemos a todos los empleados juntos para interrogarlos ¿quiere venir por favor?

-Claro vamos.

-Aquí está el personal que trabajaron ayer, no falta nadie.

Pero por más que insistimos y ofrecimos una recompensa para que delataran a la persona que ayudo a mi hija nadie hablo.

-Señora encontramos esta carta de su hija, va dirigida a usted.

-Gracias, sor Joan.

-Salgan por favor, dejemos a la señora para que lea la carta de su hija.

-Madre, perdóname, pero no puedo permitir que me separes de mi hijo, por favor no, tomes represalias contra las empleadas, ellas no tuvieron nada que ver con mi decisión, yo cargo con toda la culpa, te juro que nunca volveré al lado de mi familia que tanto quiero, pero no quiero que carguen con mi culpa, me voy lejos con la mancha del pecado, como Elia catalogo a mi hijo. inventa cualquier cosa para tapar el honor de la familia, a mi padre le puedes decir que mi hijo y yo fallecimos en el parto,  ya te la ingeniaras para inventar mi muerte a las demás personas, quiero que tu como madre, te pongas en mi lugar, si en algún momento de tu vida te hubieran obligado a deshacerte de alguno de tus hijos, espero me perdones, no te preocupes, ser madre me da valor para proteger a mi hijo, gracias a ustedes tengo una magnifica educación y no me va a dar trabajo conseguir un empleo para subsistir junto a mi hijo.

Los amo.

-¿Qué dice la carta? dámela para leerla

-Después de leer Elia, exclamó

-Ella misma nos dio la solución, le vamos a decir a mi padre que murió ella y su bastardo en el parto, y vamos a inventar un accidente, para la demás personas

-Pero hija, es tu hermana, y su hijo es tu sobrino

-Madre, mi hermana para mi está muerta, y ese bastardo, lo mismo, Sebastián nunca se debe de enterar que tiene un hijo ¿acaso quieres echarte encima a toda la sociedad, ya me imagino nuestro ilustre apellido, Ema Santander Bonet, madre soltera, o te gusta más, Ema Santander Bonet se enreda con el esposo de su hermana.

-Calla, no digas más, se hará como tú digas

Y así fue como salimos del paso, cuando le di la fatal noticia a Damián, enloqueció de dolor, como me arrepentí, estoy segura que si él hubiera sabido la verdad, habría encontrado otra solución, pero el mal ya estaba hecho y seguimos con la mentira.

-Han pasado veinte años, de la desaparición de mi hija Ema, no puedo más con la culpa, le confié mi secreto al sacerdote en secreto de confesión, y me puso de penitencia que le tengo que decir la verdad a mi esposo, y eso mismo voy hacer en cuanto llegue de Ciudad Camargo.


La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora